10 Ago

16 Orden y caos

Programa radiofónico  nº 16 de “Sonido y Oído”, realizado por Fernando Palacios para Radio Clásica de RNE en el año 1991.

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1) La naturaleza, nosotros mismos, somos orden y caos a la vez. 2) A la obra artística le ocurre exactamente los mismo. 3) Muchas cosas nos parecen caóticas porque desconocemos su orden. 4) Poco a poco se va descubriendo que el caos no es tan caótico como parece. Estos cuatro puntos promueven el orden y el caos de este programa.

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 ♫ Según muchas tradiciones religiosas hubo un momento hace mucho tiempo en que el mundo se ordenó y  se convirtió en Universo, también llamado Cosmos. Lo que había antes, la indeterminada confusión y mezcolanza de todos los elementos, era el Caos, el desorden que precedía a la creación del mundo ♫.

♫ Jean Philippe Rebel, compositor francés que vivió entre los siglos XVII y XVIII entendía el caos así: ♫ Del caos pasaba poco a poco al orden, en su obra “Los Elementos” ♫

Haydn, el divino Haydn, comenzaba su oratorio “La Creación” con una descripción del caos: ♫. Después llegaba el orden, o sea, llegaba la creación, el cosmos ♫

El Cosmos es pues el orden así como el caos es el desorden; luego orden y caos son dos cosas opuestas. Si el orden es forma, dirección y sistema, su opuesto (el caos) es conglomerado, montón y carencia de sentido. El caos está relacionado con la confusión, el embrollo, el desconcierto, la desorganización. El orden, con la disposición, la serie, la estructura, la organización. El caos es laberinto, el orden,  equilibrio. El caos e revoltijo, el orden, distribución. El caos es Babel, el orden orientación.

♫ Ya lo veis, nuestro programa de hoy está destinado al ORDEN Y CAOS.

♫ Si ponemos en orden algo, corregimos su desorden. Si encontramos que alguna cosa está sin orden ni concierto nos da sensación de caos. Las leyes que rigen una sociedad son para mantener un orden establecido. Si queremos que cada cosa vaya a su debido tiempo, habrá que colocarla por su orden. Si necesitamos reprender a una persona, la llamamos al orden.

♫ Pero ahí no acaba todo lo referente a la palabra orden ni mucho menos. Hay órdenes arquitectónicos, órdenes religiosas, militares, sociales. Hay órdenes en álgebra, analítica, geometría, física, química, teología, historia, lengua, leyes. Hay órdenes, ordenantes, ordenamientos, ordenaciones, ordenanzas y, naturalmente, ordenadores, esos aparatos que tanto abundan y que tienen información almacenada,  bien ordenada para cuando la necesitamos. Los ordenadores son máquinas inventadas para vencer  al caos ♫

♫ En la naturaleza no todo está perfectamente ordenado. Las cosas surgen por una combinación de orden y caos en perfecto equilibrio. Por ejemplo, nos parece ordenada una cristalización, o una hoja de un árbol, o una mariposa; y muy  desordenado un montón de tierra, o las nubes, o las piedras de la calle. Pero todo depende del punto de vista desde donde los observemos y de la información que tengamos de ellos. Las piedras tienen una estructura molecular, perfectamente geométrica, aunque su aspecto externo sea amorfo. La mariposa tiene un vuelo irregular, desordenado, si bien su forma es perfectamente simétrica. Un volcán suele tener forma geométrica, la de un cono, y sin embargo sus erupciones son la apoteosis del caos. Una fábrica elabora sus latas igualitas, metidas en sus cajas, apiladas, un símbolo de orden; pero por otro lado también expulsa desperdicios y aguas sucias, un símbolo del caos. Y es que, una vez más, las apariencias engañan.

♫ La mayoría de las ocasiones no sabemos dónde empieza el orden y acaba el caos, o donde empieza el caos y acaba el orden. Cosas que parecen desordenadas, resultan estar ordenadas con esmero. Y viceversa, objetos que creemos ordenados, lo están por casualidad. La realidad es que muchas veces si no entendemos un orden nos parece un caos. ¿No será que el caos está en nuestra mente y, por lo tanto, no entendemos aquella ordenación? ♫ Dicen los médicos que el cáncer es un desarrollo desordenado de ciertas células del organismo. Se podrá aniquilar cuando se descubran las leyes, los órdenes que tiene ese desarrollo que creemos desordenado por no conocerlo.

♫ Con las obras de arte de nuestro siglo ocurre algo parecido. Nunca el arte se había desligado tanto de ordenaciones tradicionales. Hasta ahora jamás había dicho tantas veces el público: no entiendo nada, ¿qué quiere decir eso?. Y es que la abstracción, el surrealismo, el dodecafonismo, el futurismo y otros muchos -ismos han cambiado las bases de la ordenación y se han vuelto mucho más complejos. De este modo se produce la desconexión con el público que no sigue los nuevos modos de ordenar.

♫ A esto hay que añadir que hay tendencias artísticas que buscan la manifestación del caos, de la casualidad, de la libertad absoluta del lenguaje. En fin, en estos casos el arte pide una distinta actitud del público. Si no se da, sigue la incomunicación.

♫ Tanto en el terreno científico como en el artístico se estudia en profundidad las relaciones entre orden y desorden, entre cosmos y caos. En la actualidad los científicos descubren en el caos unas leyes sobre fenómenos tan distintos como los latidos del corazón, los pensamientos, las nubes, los vientos, la estructura de las galaxias, la creación de un poema, la invención de una melodía, la caída en cadena de la bolsa internacional, la propagación de un incendio forestal e incluso el origen y la evolución de la vida. Todo eso es estudiado hoy en día para establecer la relación entre cosmos y caos, entre orden y desorden.

♫ Bien, resumamos estas ideas en cuatro puntos:

1.- La naturaleza, nosotros mismos, somos orden y caos a la vez. Los límites de ambos son indefinidos.

2.- A la obra artística le pasa lo mismo

3.- Muchas cosas nos parecen caóticas porque, sencillamente, desconocemos su orden.

4.- Poco a poco se van descubriendo leyes del caos: el caos no es tan caótico como parece.

♫ Como colofón a este breve resumen, escuchemos y meditemos la siguiente frase de Wallace Stevens, poeta norteamericano de nuestro siglo. En ella se sintetizan todos estos chocantes pensamientos. Dice así:

“Un orden violento es desorden; un gran desorden es orden. Ambas cosas son una”

♫ Y en este punto llegamos, por fin, a la música. Antes que nada, demos un breve repaso por algunas frases de gente famosa que nos hablen de música y orden. Veamos:

Platón no se cansaba de decir: “La música es la esencia del orden”

♫ Pitágoras especificaba algo más: “Los números son las cosas, ahora bien, la música es número; el mundo es música; el cosmos es una lira sublime de siete cuerdas”

♫ Jean de Garlande, un poeta del siglo XI decía: “La música es la ciencia del número transportada a los sonidos”

♫ Leibniz, filósofo alemán de hace unos trescientos años, comentaba lo siguiente: “La música es un ejercicio secreto de aritmética y quien se entrega a él ignora que maneja números”

♫ Schopenhauer, filósofo del siglo pasado escribía: “La música es el medio para percibir relaciones numéricas racionales e irracionales”

♫ Fabre d’Olivet, un mago francés decía lo siguiente: “La música es el conocimiento del orden de todas las cosas, la ciencia de las relaciones armónicas del universo”

♫ Demereaz, compositor suizo es algo más conciso: “La música expresa las confusas Leyes del orden que se ocultan tras los fenómenos”

♫ Novalis, el gran poeta, dice: “La arquitectura es música congelada”.

♫ Brian Eno, un músico de pop-rock afirma esto: “Soy un constructor de música, soy un trabajador y un creador al mismo tiempo, como el escultor que imagina una obra para después dar la forma con sus propias manos”

♫ Isidoro de Sevilla, obispo del siglo VII, ya decía: “Todo lo que ocurre en el cielo y la tierra está sometido a leyes musicales”.

Y terminamos con una frase del filósofo chino Se-Ma-Ts’ien: “La música viene de

dentro, la música es aquello que unifica”

♫ Con todo lo oído, parece claro que la música es matemática, es ciencia, es número. Pero ante todo es orden sumado al sonido y al sentimiento. Es el arte del orden en el tiempo, pues no hay que olvidar que ese orden siempre se desarrolla en el tiempo. ♫ En la música hay dibujo, espacio, volumen, movimiento. Hay concentración, memoria, historia, filosofía, narración, física, lenguaje secreto… hay de todo. Es el arte que aglutina todo. Ya lo decía Platón: es la esencia del orden.

♫ Esta música que oímos tiene un orden clásico. Tiene forma rondó, una melodía que repite, armonía tonal, etc. ♫

♫ Esta otra música tiene un orden serial. Todo está sometido a series de números y todo está ordenado, escrito, meditado. A los no iniciados les puede parecer caótica, pues su orden es especialmente complicado.

♫ Las músicas que desconocemos (exóticas, contemporáneas, antiguas), nos parecen extrañas y caóticas por eso precisamente, porque no conocemos su orden. Pero si penetramos en sus claves, nos resultará mucho más fácil disfrutar de ellas. ♫ Cada pueblo, cada época, ordena los sonidos como mejor le place, independientemente de si nos gusta o nos disgusta. O sea, no nos tienen en cuenta. Pero eso no quiere decir que nosotros no les tengamos en cuenta a ellos. ♫

Tampoco hay que olvidar que hay muchas formas de ordenar los sonidos donde interviene la casualidad, o sea el azar. Hay compositores que dejan que el azar controle su música, juegan con la casualidad. Por ejemplo, Mozart arrojaba dados para seleccionar frases con las que componía cantidades de minuetos. Marcel Duchamp en 1913 escribía melodías para sus hermanas sacando al azar notas de su sombrero. ♫

Otros compositores se inspiran en acontecimientos producidos por coincidencias. José Serrano, el compositor de zarzuelas, confesaba que a veces el goteo de un grifo o el chirrido de una noria le inspiraban ritmos y melodías. ♫ Si seguimos así podríamos abrir un amplio catálogo de preludios inspirados en gatos que andan sobre el teclado, máquinas que influyen en ritmos y un sin fin de juegos de azar musicales, como loterías, ajedreces, dominós, naipes, dardos, dibujos, esculturas, móviles… todos musicales. Son órdenes que rozan el caos, o dicho de otra manera, caos con cierto orden.

♫ Estamos oyendo la obra de Carlos Cruz de Castro “Ajedrez”. Los intérpretes juegan y tocan a la vez. ♫

Por último destacaré pensamientos musicales que se aproximan más al caos que al orden. Es el caso de muchos improvisadores que buscan formas de tocar automáticas, donde no influya su voluntad; músicas que broten sin que ellos tengan que ver mucho con el resultado. ♫

O el caso del celebérrimo compositor americano John Cage que busca situaciones donde los sonidos sean libres, donde el silencio se convierta en la gran música, donde el azar sea el compositor. ♫

Ramón Barce, compositor español, no se cansa de decir que el arte por raro que sea siempre tiene forma, siempre tiene orden; basta con que haya autor. Efectivamente, el simple gesto del compositor, convierte en forma artística algo que antes no lo era. ♫

E incluso prescindimos del autor. Observando la naturaleza, observando los objetos ¿no detectamos nosotros órdenes, claves, tipos de caos que, por propia voluntad nuestra, convertimos en hecho artístico? ♫

Continuando con esta idea podemos llegar a un punto en que todo lo que queramos puede convertirse en arte por arte de magia, mejor dicho, por nuestro arte. ♫

Conclusión: lo del arte es cosa de cada uno, basta con educar nuestra sensibilidad y nuestro conocimiento para encontrar órdenes y caos por todos los sitios. ¿Os lo proponéis? Fijaos bien. Sin moveros de vuestro sitio podéis encontrar órdenes y caos sugerentes en las cosas, en los objetos, en los sonidos que hay. Es un juego que no termina nunca. Es casi una forma de vida. Es vivir en el arte. Para aquellos que lo consigáis ¡enhorabuena!, seguramente habéis dado un paso hacia la felicidad y la comprensión del mundo. ♫

La próxima semana tendremos un programa donde, todo el mundo canta. Un viaje sin pasaporte por los cantos de la tierra.

De explorador, vendrá como siempre, Carlos Arévalo ♫

Hasta entonces, adiós y adiós.

©Fernando Palacios

10 Ago

15 Nos vestimos para bailar

Programa radiofónico  nº 15 de “Sonido y Oído”, realizado por Fernando Palacios para Radio Clásica de RNE en el año 1991/92

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No es una clase de baile, proponemos hacer un viaje por la danza, dejándonos llevar por el ritmo y el gancho de la música, y por las someras indicaciones que damos de vestuario. De Giselle a las charangas de Pamplona. Un medio para desinhibirnos.

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♫ ¡Venga, venga! ¡Arriba, arriba! Dejad todo lo que estéis haciendo que vamos a bailar y bailar es una de las actividades más hermosas que tiene la vida. ¡Vamos, vamos, vamos! No seáis remolones que hemos empezado el ‘92 con el ritmazo de la Passadena Roof Orchestra, una famosa orquesta de baile. Buscad una pareja y ¡adelante!, a bailar. Y si no hay pareja igual da. Podemos danzar perfectamente solos sin necesidad de nadie, o ¡yo qué se!, con la escoba o con la silla ♫ Y para vagos, tímidos y más gentes que nunca quieren moverse al ritmo de la música, también este programa. Que bailen por lo menos con la imaginación, este ritmo tan excitante ♫

Hoy vamos a estar la media hora como trompos, bailando sin cesar física o mentalmente. Estaremos con danzas de épocas y lugares muy diferentes ♫. Cada baile, cada danza tiene su ritmo, su movimiento, sus pasos, su coreografía y también su tradición y vestuario. Os preguntaréis: ¿cómo vamos a bailar unas músicas que desconocemos completamente?, ¿unos pasos que no sabemos dar? ¿va a ser el programa una lección de baile? No, no, no, sólo es una propuesta. Si nos dejamos llevar por el ritmo y el gancho de cada música, si nuestros movimientos, ya sean físicos o mentales, se acercan a los musicales, si nos figuramos que llevamos los vestidos y atuendos originales de cada danza, si nos desinhibimos y permitimos que nuestro cuerpo se deje llevar por la música, seguro que le sacamos mucho partido a este viaje por la danza que vamos a hacer. Desde este momento NOS VESTIMOS PARA BAILAR.

♫ Esta primera danza pertenece al pueblo llamado Peuls, en el norte de Dahomey, en África. Es una danza de jovencitas que llevan brazaletes, tobilleras y, como único vestido, una tela de fuertes colores que les cubre desde la cintura hasta las rodillas. Unos collares, unas diademas y ya estamos preparados para bailar esta danza  “bunyon” ♫

♫ Pasamos a Italia y nos instalamos en el siglo XIV. Esta es una famosísima danza llamada “La Rota”. Si seguimos su ritmo marcado con pasos cortos y movimiento de brazos, resultará una danza sencilla. Con paños largos y cinturones gruesos y algún imaginativo tocado en la cabeza nos dará un aspecto florentino, como los cuadros de aquella época ♫

♫ El ambiente ha cambiado por completo. Del soleado y limpio aire de La Rota, nos vamos a los bajos fondos neoyorquinos. Dos cuadrillas se disponen a luchar navaja en mano. Todo es oscuro y barriobajero. Con vaqueros y polos desteñidos entramos en esta danza de lucha del musical ‘West side story’ ♫

♫ Otra vez, gran contraste. Hemos pasado al gran ballet romántico europeo, el ballet blanco, el ballet clásico, el baile de tutú, puntetas, tules y esencias, el de la técnica depurada, el de los cisnes, sirenas, espíritus. Todo almibarado y delicioso. Esta Giselle parece no tocar tierra. Da vueltas y piruetas por aquí, por allá. Todo sin dejar de sonreírnos. Imitémosla ♫

♫ Le llega ahora el turno a una danza religiosa masculina que hacen unos monjes turcos descendientes de un gran místico de la Edad Media llamado Mevlana. Grandes túnicas blancas ceñidas a la cintura, un gorro cilíndrico oscuro y la danza: vueltas y más vueltas en una sola dirección. Inclinamos suavemente la cabeza y con los brazos casi en cruz, con una mano dirigida al cielo y otra a la tierra empieza esta belleza, que es la danza de los derviches giróvagos turcos ♫

♫ Son cuatro chicos jóvenes. Visten prendas normales de la calle, modernas. Bailan al son de la música del compositor español Javier López de Guereña, que estrenó este ballet, titulado “Detrás del viento”, hace apenas tres meses. Es decir, es una novedad. Son danza y música contemporáneas. Es el resultado lógico de un lenguaje en perpetua evolución ♫

♫ Con el simple sonido de este instrumento, el organillo, nos llegan aromas de nardos, corralas en Lavapiés, de churros. Esto está ya repleto de chulos, verbenas, tráfico… porque estamos en Madrid. Una pareja baila muy apretada, y sin salirse de una baldosa, este chotis. Él con chaquetilla corta, pañuelo al cuello y gorrilla chula. Ella con vestido ajustado hasta los pies, pañuelo en la cabeza, gran flor en el pelo y, naturalmente, la mantilla. Es el momento de que todos nos marquemos un chotis ♫

♫ El vestuario se complica. Aparecen grandes miriñaques, medias de colores, lazos por aquí y por allá, sombreros con plumas, golillas en el cuello, como esos cuadros que tantas veces hemos visto. Con suma delicadeza, tomados de la mano, entremos en pleno Renacimiento a bailar los bailes de moda ♫ Si nos fijamos no son nada difíciles las pavanas, courantes, bourrés. Son sólo de otra época ♫

♫ Muy lejos de aquí, en el Japón, encontramos esta danza de mujeres muy delicada. Con un quimono blanco, un anchísimo cinturón negro, amarillo y naranja y un sombrero parecido a un abanico, con todo eso es suficiente para intentar ponerle los pasos a la danza bon ♫

♫ Esta música es mucho más familiar. Seguro que todos hemos visto bailar o hemos bailado alguna vez el vals vienés. Lo más complicado es vestirse de Sissi Emperatriz y de Francisco José. Por lo demás, una pose elegante, un buen dominio del 3/4, vueltas sin cesar en el sentido de las agujas del reloj, y ya tenemos un clásico vals de Johann Strauss ♫

♫ No cambiemos el ritmo, pero si el vestuario, ahora mucho más sencillo. Nos basta con vestirnos de marineros o de aldeanos y seguimos bailando el vals, aunque de una manera menos estirada que la anterior. Un vals más campechano y directo, más de nuestro estilo. En fin, un vals de juerga y no de fiesta elegante ♫

♫ La coreografía ahora es perfectamente circular. Todos van unidos por las manos que se colocan a la altura de la cabeza. Aunque originalmente iban vestidos de campesinos, en nuestros días cada cual baila esto con cualquier ropa, a cualquier hora y en cualquier lugar. Es la sardana ♫

♫ Atención a esta chica que baila. Mucha atención a esta graciosísima rubia con un lunar en la barbilla, con su vestido largo, flexible y elegante: está bailando con su pareja de siempre, Fred Astaire. Es mi adorada Ginger Rogers. Con un poquito de gracia podemos seguir sus pasos al son de la música de Irving Berlin.

♫ Cambiamos de mujer. Ésta es morena y de tez más oscura que la anterior ♫. Lleva un vestido mucho más ajustado y de colores vivos y va repleta de joyas, brazaletes, cascabeles. Hasta lleva un anillo aquí cogido en la nariz, con flores en la cabeza y un maquillaje de muchas horas. Esta bailarina de la India del Sur despliega toda su sabiduría ante nosotros. Sus movimientos los seguimos con nuestra imaginación y los traspasamos a nuestros pies y nuestras manos ♫

♫ Aquí tenemos una danza española. Es el tradicional bolero, del que Ravel se sirvió para construir su ballet. El ritmo es insistente y sin sorpresas. Nos incita al balanceo y  a la improvisación. Yo no sé cómo lo harían los ballets rusos, pero yo, sin quitarme el pijama, no creo que lo haga mucho peor. El secreto es no parar ni un solo momento y dejarse llevar por la fuerza centrífuga de este Bolero de Ravel ♫

♫ Estamos ante el baile más sencillo que existe. Es el bullicio de las charangas de Pamplona. Camisa y pantalón blanco, faja y pañuelico rojo, brazos en alto y ya estamos dentro del torbellino pamplonica de los Sanfermines. Aquí vale todo: botar, brincar, saltar, empujar. Cada uno a su estilo, sin perder el compás, que es importante, y que siempre marca el bombo ♫

♫ Esto es mucho más complicado. Los movimientos, a diferencia de los de la charanga, aquí están muy estudiados. Aunque en nuestro país se bailan los tangos aunque no se tenga ni idea. El secreto es echarle voluntad, salero y torcerse como un junco junto a la pareja. El atuendo, ya sabéis, lo que sea, pero muy apretado ♫

♫ Y este pasodoble, este sencillo pasodoble nos indica que al programa le vamos a colocar un colorín colorado ♫

Y bien: ¿qué tal ha ido todo?, ¿habéis bailado?, ¿no habéis bailado?, ¿todas las músicas?, ¿algunas?, ¿que no habéis bailado ninguna? En fin, bueno, otra vez será, tendremos paciencia. En cualquier caso os recomiendo que no olvidéis el baile. Da igual hacerlo bien o mal. Lo importante es moverse y sentir la música no sólo con los oídos, sino también a través de todo el cuerpo ♫

Después del consejillo os anuncio que el próximo programa tratará de un importante asunto. Estará dedicado al ORDEN Y AL CAOS.

♫ Pilotando la nave estuvo el de siempre: Carlos Arévalo.

♫ Hasta el próximo encuentro, ¡adiós y adiós! ♫

© Fernando Palacios

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10 Ago

14 Entre las cuerdas

Programa radiofónico  nº 14 de “Sonido y Oído”, realizado por Fernando Palacios para Radio Clásica de RNE en el año 1991/92.

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No tratamos de boxeo, sino de instrumentos de cuerda. Partiendo de las cinco familias (arcos musicales, liras, arpas, laúdes y cítaras) podemos escuchar instrumentos de todo el mundo: unos tocados con púa, otros con macillos o con arcos. Es el cuento de nunca acabar.

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♫ Estas campanas suenan porque alguien tira de la cuerda que cuelga de su badajo. Pero, aunque las campanas tengan cuerda, eso no quiere decir que sean instrumentos de cuerda. ♫

♫ Esta cajita de música funciona porque antes le hemos dado cuerda ♫. Pero eso no quiere decir que sea un instrumento de cuerda.

– “Yo te quiero dar las gracias, Fernando, por haberme traído al programa porque a mí lo de las ondas acústicas radiofónicas que me llevan hasta mi público pues siempre me ha gustado. Porque yo soy una persona que hablo con el corazón. No hablo con la mente. Yo me olvido completamente de la cabeza cuando quiero dirigirme a mi público, a la gente que yo sé que me escucha…”

Tiene cuerda para rato pero, aun así, no lo consideramos un instrumento de cuerda, aunque tenemos en cuenta que la voz suena porque vibran dos cuerdas vocales que tenemos en la garganta. De todos modos la voz es la voz. No se suele incluir dentro de los instrumentos de cuerda.

♫ Este instrumentito que tengo aquí delante es muy sencillo. Se compone de un vasito de plástico y de su base sale una cuerda que se ata en el otro extremo con un palo. Si con el palo golpeo el vaso ♫ resulta un instrumento de percusión. Pero si estiro la cuerda y la hago vibrar con el dedo ♫  se convierte en un instrumento de cuerda. Todo depende para qué utilicemos la cuerda. La utilizamos para que no se nos pierda el palo, o para que con su vibración salga el sonido, como ocurre con este otro instrumento muy parecido al anterior: el monocordio ♫

Un instrumento es de cuerda cuando su sonido se produce al vibrar sus cuerdas ♫

Hoy vamos a estar acompañados de estos instrumentos. Vamos a estar metidos ENTRE LAS CUERDAS ♫

Una cuerda que se tensa con un palo doblado es un arco musical ♫. Un mueble con más de doscientas cuerdas afinadas y un teclado que acciona unos macillos es un piano ♫. El primero es muy sencillo ♫. El segundo es muy complicado ♫. Entre uno y otro hay una gran diferencia, pero los dos son instrumentos de cuerda ♫

♫ Hay miles de instrumentos enormemente distintos que utilizan las cuerdas para emitir sonidos, y hay algo que todos tienen en común: tienen las cuerdas tensas, no flojas. Una cuerda floja no vibra y si no vibra no suena. Puede servirnos para muchas cosas: para colgar, para atar. Pero para que suene tiene que estar en tensión. Mayor o menor, pero debe tener tensión. Si la cuerda la estiramos  ♫  sube el tono. Si la aflojamos  ♫  baja el tono. Estirando y aflojando podemos afinar la cuerda a nuestro antojo. El sonido de una cuerda también depende de su longitud y su grosor. Las largas y gordas ♫ tienen siempre sonidos más graves que las cortas y finas  ♫  Una cuerda para que suene potente y bien necesita, además de estar en tensión, estar junto a una caja de resonancia ♫ Según como sea esa caja de resonancia, ese amplificador y embellecedor del sonido,  y dónde esté colocada, el instrumento será diferente ♫.

Como ya os he dicho antes, si la cuerda está tirante entre los extremos de un palo doblado eso es un arco musical. Hay quien opina que de la caza surgió la música, pues con el arco podía producirse un sonido dulce. A lo mejor el arco y la flecha son antecesores del violín ♫

Si entre la cuerda y el palo metemos una calabaza hueca o un bote vacío, ya tenemos un resonador y, por lo tanto aumenta el sonido del arco. El resultado es este arco musical que se da en casi todas las civilizaciones ♫ En este instrumento la cuerda es golpeada por un palito fino y el arco se tensa y destensa, por eso el sonido sube y baja ♫

Esta primera familia de los instrumentos de cuerda es la de los arcos musicales. La segunda familia de los instrumentos de cuerda que vamos a observar es la de las liras ♫.

La lira es ese instrumento que hemos visto tantas veces en las pinturas egipcias y griegas. Consta de una caja de resonancia de la que salen dos brazos que sujetan un travesaño que nos sirve para tensar las cuerdas. La lira se caracteriza porque tiene todas las cuerdas de la misma longitud ♫

Seguro que os acordáis de alguna película en la que Nerón acompañaba sus cantos con alguna lira. O aquellos tebeos de hace muchos años de El Jabato donde uno de los personajes, Fideo de Mileto, salía siempre recitando poesías y tocando su lira. O el mundialmente conocido Asuracenturix, el músico de los tebeos de Asterix, al que nunca le dejan tocar su rústica lira, que está hecha con dos cuernos y tres cuerdas.

♫   Este instrumento se da mucho en África: en Etiopía, en Kenia, Sudán y Uganda. Allí hay liras de todos los tamaños: pequeñas, medianas, grandes y gigantes. Estas últimas suenan como contrabajos ♫

La tercera familia de los instrumentos de cuerdas es la de las arpas ♫  Las arpas suelen tener forma triangular y sus cuerdas van desde la caja de resonancia hasta un brazo que sale de dicha caja. En las arpas las cuerdas van en disminución desde las más largas, que son las más graves, hasta las más cortas que son las más agudas ♫

♫   Nuestra cuarta familia es la de los laúdes ♫ Su característica fundamental es que tienen un mástil donde se tensan las cuerdas que parten de la caja de resonancia. Con los dedos se pisan las cuerdas y así se varían los sonidos. ♫ Los laúdes son los instrumentos de cuerda más extendidos por todos los confines de la tierra. ♫ A esta grandísima familia pertenecen tanto la guitarra como el violín o el contrabajo y otros miles de instrumentos.

♫   La quinta y última familia de los instrumentos de cuerda es la de las cítaras ♫ Esta familia comprende instrumentos tan distintos que ni se parecen. Por ejemplo, este instrumento es de la familia ♫ Y este otro, que es un piano también ♫   ¿Sabéis lo que tienen en común? Que sus cuerdas siempre se tensan paralelamente a lo largo de la caja de resonancia.

♫   Habréis observado como hay instrumentos de la misma familia que suenan completamente diferentes. ¿Por qué? Porque se hacen de distintos materiales; porque tienen distintos tamaños y formas; porque unos instrumentos tienen cuerdas de tripa, otros de nylon, otros metálicas y otros entorchadas. Y fundamentalmente porque las cuerdas se pueden tocar de muy diversas formas. Pellizcándolas con los dedos  ♫  con una púa  ♫  frotándolas con otras cuerdas tensadas por un arco  ♫  golpeándolas con un palo o un macillo  ♫ o soplándolas  ♫

Todas las civilizaciones, todos los pueblos del mundo tienen una rica variedad de instrumentos de cuerda. Como la lista es interminable voy solamente a repasar unos pocos ♫

 En los países árabes encontramos un laúd, el ud que da nombre a esta familia ♫

 También hay laúdes de mástil largo y cuerdas metálicas, como este buzuc ♫          

De cuerdas frotadas destaca el camanchec ♫

También, como no, hay toda clase de cítaras. Ésta se llama qanum ♫

Si nos trasladamos a la India podremos hallar instrumentos de cuerda muy perfeccionados. Éste es un gran laúd de muchas cuerdas que se llama sitar ♫

La cítara que se golpea con macillos la llaman santur ♫

Uno precioso que es medio laúd medio cítara es la vina ♫

El sarangi es de cuerda frotada ♫

En Japón ocurre otro tanto. Una hermosa y larga cítara se llama koto ♫

Un laúd con membranas de papel shamisen ♫

En China el instrumento más famoso de cuerda frotada es el ju-chin ♫

Y el laúd de más categoría: la pipa ♫

Si nos detenemos en África vamos a encontrar maravilla como la kora de Senegal, un instrumento precioso con una gran calabaza y muchas cuerdas, que pertenece a dos familias a la vez: a la de las arpas y a la de los laúdes ♫

La valiha de Madagascar es una cítara redonda hecha con un tronco de árbol ♫

El bobongo centroafricano es mitad arpa mitad cítara ♫

Finalmente nos vamos a instalar en Europa que está repleta de instrumentos de cuerda. Empezamos nuestro repaso por las arpas folclóricas que desde siempre tocan los celtas ♫

Pero no nos olvidamos de las arpas clásicas ♫

En Europa hay una gran variedad de instrumentos de la familia de los laúdes. Unos se tocan con púa como por ejemplo las mandolinas ♫

En España tenemos bandurria, mandolas, bandolas y laúdes que forman orquestas llamadas de pulso y púa ♫.

Hay laúdes para tocar con los dedos como por ejemplo el laúd barroco ♫

Llegamos a las guitarras. ¿Qué os voy a decir de la guitarra que no sepáis? ♫

Dentro de los instrumentos pequeñitos está el timple canario ♫

Y también el cavaquinho portugués ♫

Por fin llegamos a los instrumentos de la familia de los laúdes de cuerda frotada. ¡Señoras y señores, el instrumento más famoso que existe: ¡su majestad el violín! ♫

Un poquito más grande que el violín y algo más grave es la viola ♫

Si mide algo más de un metro y se coloca entre las piernas, tenemos el violonchelo ♫

Y el más grave de todos: el enorme contrabajo ♫

Desde el siglo XVIII se reúnen dos violines, una viola y un violonchelo para formar un cuarteto ♫

También hay tríos de cuerda, quintetos, sextetos, etc., y así llegamos a la orquesta de cuerda, un invento maravilloso ♫

Sí, sí, podría seguir pero esto sería el cuento de nunca acabar. Creo que no hay más remedio que ir terminando ♫

La próxima semana, no os lo perdáis. Nos espera un programa donde nos vestiremos para bailar ♫.

Por cierto, estamos ahora escuchando banjos, guitarras ♫

En los controles, el perfeccionista Carlos Arévalo.

Hasta entonces, adiós y adiós.

© Fernando Palacios

10 Ago

12 Menudos pájaros

Programa radiofónico  nº 12 de “Sonido y Oído”, realizado por Fernando Palacios para Radio Clásica de RNE en el año 1991/92.

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Desde los tiempos más remotos han sido considerados los pájaros como músicos extraordinarios. Oiremos algunos de sus cantos más famosos (mirlos, ruiseñores, alondras, colimbos…), así como a los instrumentos que los imitan y algunas composiciones inspiradas en estos magníficos cantores.

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♫ “Cuenta la leyenda que en una aldea gallega llamada Armenteira, un buen fraile al que después dieron el nombre de San Ero, quedóse absolutamente transpuesto escuchando el canto de un pájaro. Cuando volvió de aquel éxtasis que le hizo conocer los misterios de la eternidad, habían transcurrido varios siglos. ¡Quién sabe si todavía aquel pajarillo vuela sobre la aldea desgranando las notas del misterioso canto! Porque lo que sí es cierto es que Armenteira parece una aldea dormida en el tiempo. Así que ya sabéis: si os preocupa la vejez y queréis detener el paso de los años aunque sólo sea por un siglo o dos, no tenéis más que acercaros por el lugar y poneros a la escucha” ♫.

¡Qué pajarillo sería aquel capaz de detener el tiempo con su canto? ♫ No nos ha de extrañar demasiado que haya leyendas como ésta que nos ha contado Rosa Álvarez. Leyendas que nos hablan de milagros hechos por los cantos de los pájaros. Pues ¿no es un auténtico milagro que algo tan pequeño sea capaz de hacer tantas maravillas? ♫

♫ Este señor que acaba de llegar es Papageno, el famoso pajarero de “La Flauta Mágica” de Mozart. Ya podemos pues empezar el programa que hoy está dedicado a esos animalitos con alas, plumas, pico y gargantilla de oro. ¡MENUDOS PÁJAROS!

♫ Desde los tiempos más remotos, han sido considerados los pájaros como músicos extraordinarios en todos los confines de la tierra. Así como el canto de otros animales, suponiendo que canten, como lobos, cigarras, grillos, ballenas, sapos… pueden gustar más o menos, con los pájaros no hay discusión. Son los cantores por excelencia ♫.

Cuando alguna persona canta muy bien se le puede comparar con un jilguero o un ruiseñor porque, seguramente, la perfección en el canto está en los pájaros y todo lo que podemos hacer los seres humanos es acercarnos más o menos a tal modelo ♫.

Oliver Messiaen, un extraordinario compositor francés, me confesaba en una entrevista que le hice para la radio que la música que más le gustaba era la de los pájaros porque ellos eran capaces de hacer de todo: hermosas melodías, variadísimos ataques, matices sutiles, variaciones imaginativas. En fin, todo lo que entendemos por música es realizado a la perfección por los pájaros ♫. Tanto es el amor que Messiaen tiene hacia el canto de los pájaros que gran parte de su obra musical se ha basado en la utilización de esos cantos, que él mismo ha pasado a música escrita ♫.

No debemos considerar a los pájaros como cajas de música, ni mucho menos, sino como amantes de los sonidos que cultivan la práctica de su combinación como un arte, como lo hacemos los hombres. Para muchos pájaros el arte de cantar ha llegado a ser el verdadero objeto de su vida, como buscar alimentos o mantener a su familia ♫.

Los pájaros aprenden sus cantos en primer lugar de sus padres. Podríamos decir que con el canto de los pájaros ocurre como con el folclore, que se transmite de generación en generación. Por eso un pájaro criado en cautividad, un pájaro enjaulado, no canta el canto natural de su especie. Hay muchos tipos de pájaros que no pasan de ser meros transmisores, intérpretes de lo que han aprendido. Pero otros son auténticos compositores. Inventan melodías continuas, introducen octavas y acordes perfectos en sus composiciones, hacen variaciones acertadísimas que ya quisieran para sí ciertos compositores que sabemos ♫.

Otros tipos de pájaros aprenden con gran facilidad cuanto se les enseña. Hasta se han inventado instrumentos para enseñar a cantar a estos pájaros, reclamos. En 1700 se publicó en Londres un libro titulado así ‘Descripción de todos los pájaros musicales del reino así mismo varias melodías nuevas escritas especialmente para pájaros, las que pueden enseñarse por medio del cantillo o pequeño flageolet’ ♫.

Así como los intérpretes estudian su instrumento horas y horas para perfeccionar su técnica, y los cantantes su voz para cantar mejor, los pájaros hacen lo mismo. Estudian horas y horas hasta dejar la melodía acabada. Y cuando les gusta, la vuelven a cantar al año siguiente. Os parecerá mentira, pero es cierto ♫.

Daines Barrington, escritor del siglo XVIII, organizó un certamen musical en el que inscribió a todos los pájaros británicos. Ideó una hoja de clasificaciones donde se tenía en cuenta la suavidad del tono, la extensión, la afinación, etc. El primer puesto lo ocupó el ruiseñor ♫ y el último puesto, el gorrión.

Es evidente que no todos los pájaros cantan igual de bien. Hay unos que son más apreciados que otros. El Beethoven de los pájaros es el mirlo ♫. El que más literatura ha dado, sin duda, el ruiseñor ♫.  El más madrugador: la alondra ♫. El más enigmático: el huiraburu ♫. El más clásico: el zorzal ♫. El más chiquitín: el chochín ♫. El más solitario: el colimbo ♫

Ahora vamos a asistir a un concierto de pájaros africanos: pájaros de Senegal, de Camerún, de Sudáfrica y de Kenia. Algunos de los mejores cantores del planeta están aquí ♫

  • – Sí, sí me parece música.
  • – No, no porque no hay una organización. Es una cosa espontánea. A lo mejor es música para los pájaros. Eso ya no lo conozco mucho. Nunca he sido pájaro.
  • – El canto de los pájaros no me parece música. A mis oídos no me parece música. Me parece naturaleza o algo así, pero música, no.
  • – Sí, muchas veces sí. A veces molesta porque son un poco pesados por la mañana, pero sí, es música.
  • – El canto de los pájaros también es música, claro.
  • – El canto de los pájaros es música porque hacen…(risas y silbidos)
  • – El canto de los pájaros sí me parece música.
  • – Sí, puede representarse como música, pero deberían de ser muchas clases de pájaros diferentes.

 ♫ Más o menos, pero a todos nos gusta el canto de los pájaros. Hasta tal extremo que hay inventos de todo tipo para imitar su canto. Un pito en forma de pajarito que se llena de agua y… ♫  Un pajarito mecánico como éste que me regaló Sofía, le tocas el pico y… ♫ no canta como el del cuento de Andersen, pero acompaña ♫. El silbido se inventó para imitar a los pájaros ♫. Además hay todo tipo de reclamos, de aparatitos que se meten en la lengua.

También hay algunos instrumentos musicales que pueden imitar muy bien a los pájaros. La flauta ♫ La flauta fue la elegida para hacer de pájaro en el cuento musical “Pedro y el lobo” de Prokofiev, no hay que olvidarse ♫. También el violín ♫. También el clarinete ♫. El hoo-ching, ese instrumento chino que ya ha aparecido varias veces en nuestro programa ♫ y el sintetizador, naturalmente ♫. Y otros como el cello de Miguel que hace estupendamente el pájaro loco ♫. Pero el que más veces se ha utilizado para hacer de pajarillo ha sido la voz, concretamente la voz de soprano ♫.

Los compositores que han imitado en sus obras a los pájaros son muy numerosos. Os mostraré unos pocos.

Janequin, un madrigalista del Renacimiento francés, tiene una obra fundamental: ‘El canto de los pájaros’ ♫.

Cuando un compositor se quiere referir a la primavera echa mano de los pájaros. Caso típico: Vivaldi ♫.

Pasa lo mismo con los amaneceres. Siempre que hay amaneceres musicales, siempre hay pájaros ♫.

El cucú es uno de los que más música ha inspirado. Frescobaldi, Pasquini, Purcell, Händel, Vivaldi, Beethoven, Haydn, Saint-Saëns, Delius y otros muchos, además de los relojes suizos, han introducido el canto del cuclillo en sus músicas ♫.

Otros casos ejemplares son los siguientes: el de los murmullos de la selva en la ópera “Sigfrido” de Wagner ♫.

Algunos cuartetos de Haydn, como el “Cuarteto 41 en Do” llamado de “Los pájaros”, o éste el de “La alondra” ♫.

O el de la obra de Respighi Las aves, que es una refundición musical de composiciones antiguas que imitaban a los pájaros ♫.

Otros compositores no imitan a los pájaros, sino que incluyen grabaciones de sus cantos en sus obras. Veamos unos casos. El finlandés Rautabaara en su obra “Cantus árticus” incluye bandadas de aves migratorias ♫.

En la canción “Mirlo” de The Beatles canta un auténtico mirlo ♫.

En “Los pinos de Roma”, del compositor antes mencionado Ottorino Respighi, aparece un ruiseñor en la noche ♫.

El saxofonista, compositor y ecologista Paul Winter, tiene un montón de canciones donde dialoga con pájaros ♫.

De entre la gran cantidad de curiosidades y anécdotas de cantos de pájaros que hay, os voy a contar algunas en estos pocos minutos que quedan. ¿Os podríais imaginar que las golondrinas organizan auténticos cantos a coro posadas en los alambres del telégrafo? ¿O que entre los grupos de estorninos hay uno de ellos que es el solista que empieza a cantar una melodía y que el coro, que es el resto, la termina como si fuera un estribillo? ♫.

¿Sabíais que los mejores pájaros cantores rara vez son de colores brillantes? Los pájaros de colores apagados como los ruiseñores, alondras, jilgueros, mirlos y zorzales, son los que cantan mejor. Como en todo, hay excepciones ♫.

Mozart compró un estornino adiestrado al que le habían enseñado una canción. Mozart la escuchó, la anotó en papel pautado y puso al lado: “¡es hermosa!” ♫.

Se cuenta el caso de un loro gris al que le habían enseñado a silbar trozos de Beethoven. Cuando se pronunciaban las palabras “Sinfonía Pastoral”, el loro cantaba un fragmento de la misma. ¡Es que hay que ver qué cosas hay en la vida! ♫.

El canto de los canarios ha sido perfeccionado por sus cuidadores y por eso se hacen concursos de cantos de canarios, ¡a ver cuál canta mejor y con más frases distintas! Los canarios campeones alcanzan precios elevadísimos ♫.

En el estreno de la ópera “Rinaldo” de Händel, se soltaron cantidades de pajarillos en una escena del primer acto en la que sale una fuente y una pajarera. Pero los pájaros no eran buenos actores y en vez de posarse en los arbolitos del escenario se fueron por el patio de butacas y apagaron las velas ♫.

Queridos amigos, se acabaron los pájaros por hoy. Se acabó el tiempo ♫.  Desde aquí un agradecimiento especial a Percy Sholes por su artículo de “Canto de Pájaros” del “Diccionario Oxford de la Música”. Sin ese artículo el programa de hoy hubiera sido, con toda seguridad, distinto ♫.

No estaría nada mal que aprendiéramos todos un poco a cantar como los pájaros, ¿no os parece? ♫

De todos los cantos de pájaros que habéis oído, ¿os acordáis de alguno? ♫

El próximo día nos vamos de paseo. Vamos a enseñar a disfrutar del placer de pasear a mi sobrino Pablo. El programa se titulará UN PASEO CON PABLO. En el paseo como con los pájaros, nos acompañará como siempre Carlos Arévalo.

♫   Hasta entonces, adiós y adiós

© Fernando Palacios

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10 Ago

11 Microbios y gigantes

Programa radiofónico  nº 11 de “Sonido y Oído”, realizado por Fernando Palacios para Radio Clásica de RNE en el año 1991/92

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Hay compositores que necesitan mucho tiempo para expresarse, como Wagner. Otros disfrutan condensando todo en unos segundos, como Webern. Hay obras que son minúsculas, microscópicas; otras son colosales, imponentes. De estos dos tipos nos ocupamos en este espacio. El final lo pone un desfile de microbios.

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♫  Hay  seres que son tan diminutos, tan ínfimos, que casi no nos damos cuenta ni de que existen. ♫ Otros, sin embargo, son tan grandes, tan inmensos, que no los podemos ver enteros. Nos tenemos que conformar con ver sólo algún pedazo ♫.  Dentro de los primeros están los microbios ♫. Dentro de los segundos están los gigantes ♫.

En música también hay seres diminutos y seres monumentales. Ambos son desproporcionados, es decir, se salen de las dimensiones normales. ¿Qué cuáles son las dimensiones normales? Pues hombre, depende. Las canciones suelen durar entre dos y cinco minutos. Las sonatas entre veinte minutos y media hora. Las sinfonías entre media hora y tres cuartos. Y las óperas suelen estar entre las dos horas y las dos horas y media. Todo esto aproximadamente, claro. Estas son duraciones más o menos habituales aunque, como es evidente, las hay más cortas y más largas. También las hay mucho más cortas y mucho más largas. Y finalmente, las hay minúsculas, microscópicas ♫ y colosales, imponentes ♫ .

Pues bien, de éstas nos vamos a ocupar hoy, de las obras pequeñísimas y de las grandísimas. A mí me gusta llamarlas así: MICROBIOS Y GIGANTES.

♫ En pintura un microbio podría ser una miniatura, un retrato en un botón, un paisaje pintado en un broche ♫. Y un gigante, un mural como los de la Capilla Sixtina, o un cuadrazo de esos que no caben en ninguna casa ♫.

En literatura, un microbio sería un cuento de una página ♫. Y un gigante, un novelón de dos mil hojas ♫. En televisión, un microbio podría ser un anuncio ♫. Y un gigante, un culebrón ♫.

♫ En música podríamos llamar microbios a las obras o piezas acabadas (no valen fragmentos), que duren menos de un minuto. Con los microbios hay que estar muy atentos porque se pasan rápido. Aquí tenemos uno ♫.

Un gigante podría ser toda obra musical que mida (o sea, que dure) el doble o triple de lo que antes dábamos como normal. Por ejemplo, las sonatas de una hora, las sinfonías de dos horas, las óperas de cuatro y en general todo lo que dura más de estos tiempos. Los gigantes musicales requieren un tipo de audición, un tipo de atención muy distinta a la de los microbios.

♫ Estamos oyendo el comienzo de “El Anillo del Nibelungo” de Ricardo Wagner, una ópera en cuatro partes que dura unas quince horas, ¡ahí es nada! ♫ Algunos os preguntaréis ¿por qué hay compositores que hacen obras tan cortas y otros tan largas? Esto es bastante complicado de contestar. De todos modos supongo que será bueno curiosear algunas cuestiones ♫.

Lo primero es que la longitud de una obra musical no tiene nada que ver con la calidad. Hay obras pequeñas que son geniales y obras pequeñas que son estúpidas. Hay obras grandísimas que son verdaderos ladrillos, y otras son maravillosas. O sea, una cosa es el tamaño, y otra distinta la calidad ♫.

La segunda cuestión es que hay compositores que para expresarse necesitan mucho tiempo, como Wagner, o Bruckner, o Mahler. Y otros que disfrutan condensando todo lo que quieren en unos pocos segundos como Satie, Webern o Poulenc. No son ni mejores ni peores compositores por ello, son solo distintos ♫.

Esto era un auténtico microbio de Chopin, uno de sus “Preludios”. Y así pasamos a la tercera cuestión que se refiere a los oyentes. Hay públicos que gozan con las obras largas, largas, largas, con monólogos eternos. Como se dice ahora: flipan con las grandes dimensiones. Parte de este público suele despreciar un poco a las piecitas cortas por considerarlas poca cosa, frágiles, sin consistencia ♫.

♫ Pero existe el caso contrario: gentes que se aburren con los gigantismos, que se ponen nerviosas con las músicas infinitas y prefieren variedad. Se complacen con la escucha de muchas pequeñas piezas. Es un asunto de gustos en el que influyen fuertemente la capacidad de atención y concentración y el límite de cansancio y aburrimiento que cada uno tenga. Cada cual posee su sensibilidad, experiencia y educación. Y todo eso modela el gusto ♫.

A esto hay que añadir que todos tenemos nuestros días buenos y nuestros días malos. Hay días que aguantamos lo que nos echen, pero otros nada ♫.

Otra cuestión importante es que hay obras que necesitan de un tiempo mínimo para contar lo que pretenden, sino no son lo que son. No me imagino yo las truculentas historias de las óperas de Verdi reducidas a espectáculos de diez minutos. Imposible. Tienen que durar lo que duran, sino se quedan a medias ♫.

Una sonata o una sinfonía necesitan tiempo para exponer los temas, desarrollarlos y concluir después. Una obra de este tipo necesita crecer, hacerse grande. Y eso en música ocupa su tiempo ♫.

Sin embargo, hay obras musicales que son minúsculas y concentradas, como las plantas de un jardín. No son como bonsáis, o sea, árboles reducidos artificialmente, sino como las flores, de pequeño tamaño. Si estas pequeñas piezas se hicieran grandes a la fuerza, resultarían anormales. Serían pequeños gigantes. Por ejemplo, una pieza diminuta y acabada que se hiciera grande artificialmente sería como un raro bebé de dos metros, y no como un joven alto de dos metros que había crecido normalmente. Sería como una rosa tan grande como una casa, y no como un pino ♫.

Para acabar con tanta teoría os diré la última cuestión que se me ocurre sobre microbios y gigantes musicales. Acertar con el tamaño de una obra musical es muy, muy difícil. Los compositores siempre intentan medir si se quedan cortos o si se pasan, porque estas cosas del tiempo son muy delicadas. Bien, pues con las obras gigantes y microscópicas es todavía más difícil. Las enormes siempre tienen el problema de aburrir con su gran dimensión. Y las enanas tienen el peligro de no llegar a decir nada en tan corto tiempo. Los compositores geniales son los únicos que son capaces de salir airosos de estas situaciones ♫.

Vamos a ver un par de curiosidades ♫. En veintisiete años de compositor Anton Webern, un austriaco de nuestro siglo, hizo treinta y una obras camerísticas y sinfónicas. Toda su obra entra en tres discos compactos. La mitad de sus piezas son microbios, o sea, duran menos de un minuto. Podemos decir sin duda, que Anton Webern es el rey de los microbios musicales ♫. Esta divina bagatela de Webern dura veinticuatro segundos, por eso vamos a oírla otra vez ♫.

A lo largo de cuarenta años Ricardo Wagner, alemán del siglo pasado, compuso fundamentalmente solo diez óperas. Ahora, eso sí, las diez son gigantes. Rondan cada una las cuatro horas. Podemos decir sin duda, que Ricardo Wagner es el rey de los gigantes musicales ♫. Este es el comienzo del preludio de “Los maestros cantores de Nüremberg”, una ópera inmensamente larga e inmensamente buena ♫.

Los programas de radio cortos, como este que sólo dura media hora, son los menos indicados para oír obras monumentales, porque no caben. Pero por otra parte son los mejores para escuchar obras pequeñas. Así que desde este mismo instante hasta el final del programa tendremos desfile de microbios ♫.

Francisc Poulenc, compositor francés de este siglo, tiene un grupo de seis piezas para piano llamadas “Aldeanas”. Las seis son microbios y el más pequeñito es esta polca ♫.

Los esquimales llamados Inuit, hacen unos juegos vocales que nunca llegan al minuto, entre otras cosas porque si no se ahogan ♫.

Orlando di Lasso, un genio del siglo XVI, compuso un montón de canciones breves, breves. Algunas son auténticos microbios ♫.

Seguro que sabéis que Chopin tiene un famoso vals que se llama “Vals del minuto”. Lo podíamos haber llamado “Vals microbio”, aunque todos los pianistas lo hacen en más tiempo ♫.

Les Luthiers hicieron el “Vals del segundo” que es todavía más corto ♫.

Hugo Wolf se pasó la vida componiendo canciones. Entre sus microbios destaca éste ♫.

El Renacimiento es buena época para surtirnos de piezas breves y alegres. Aquí llega una ♫

François Couperin, barroco francés, es un maestro indiscutible de la pieza ínfima ♫.

Robert Schumann, el romántico más romántico que ha habido, era otro maestro de los microbios ♫

Charles Ives, americano de este siglo, bate records de brevedad en sus canciones ♫.

Y entre microbio y microbio, una despedida ♫. Por cierto, ¿seríais vosotros capaces de componer algún microbio como este? ♫

El próximo programa lo haremos desde una pajarería, pues su título será ¡MENUDOS PÁJAROS! ♫

El pajarero será el mismo de hoy, Carlos Arévalo ♫

Hasta entonces, adiós y adiós ♫

© Fernando Palacios

microbios

10 Ago

10 Hoy toca adivinar

Programa radiofónico  nº 10 de “Sonido y Oído”, realizado por Fernando Palacios para Radio Clásica de RNE en el año 1991/92.

PODCAST disponible aquí.

¿De qué lugar es esta música? ¿Cómo van vestidos los señores que cantan? ¿Adivinarías qué tipo de películas son las que tienen estas bandas sonoras? ¿Qué objetos producen estos sonidos? ¿Por qué países de Europa vamos a pasar? Muchas adivinanzas se plantean, pero se dan soluciones.

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  ♫   ¿Podríais decirme en qué espectáculo suele tocarse esta música? ♫ Eso es: en el circo. Nada más oírla nos imaginamos saliendo a los elefantes, los trapecistas, los payasos. Es una música de circo que se titula “La entrada de los gladiadores” ♫.

Bueno, esa era una adivinanza más sencilla. Aquí va otra más difícil. Esto que suena es un foxtrot, un ritmo norteamericano de los años veinte. Bien, ¿quién es el pianista que toca esto? ♫   La pregunta parece complicada y sin embargo no lo es tanto ♫. Ahí va la contestación: ninguno. Sí, sí, ninguno, ningún pianista. Lo que suena es una pianola que es como un piano pero con un rollo de papel perforado y unos pedales como los del armonio. Alguien perforó hace setenta años el papel y alguien le da a los pedales, pero no toca esta música ningún pianista ♫.

Este es el final de una caricatura de ópera hecha para unos festivales de música y humor que organizaba Hoffunn, un señor muy gracioso inglés. Pero ahí va el acertijo: ♫   En este final suenan músicas de tres famosas óperas: ¿de cuáles? ♫   Pues sí, suena ‘Aida’ de Verdi, ‘Carmen’ de Bizet, y ‘Los maestros cantores’ de Wagner. Lo oímos otra vez, a ver si los distinguís ♫.

El acertijo que viene es más un juego que una adivinanza. Es casi como jugar a “El precio justo”. El juego es el siguiente: una vez en unos grandes almacenes descubrí una oferta que me dejó perplejo. Había un montón de discos LP’s y el precio al que se vendían era increíble. Fui a coger unos cuantos pero otro chico tuvo la misma idea. Los dos tiramos y tiramos. Yo me llevé dos y el otro se llevó cuatro. Teniendo en cuenta que esto ocurrió hace siete años ¿qué precio tendría cada disco? ♫ ¡Un duro! Sí, sí, lo que oís, cinco pesetas. Yo ni miré de qué música se trataba, claro. La sorpresa mayor fue cuando comprobé que los discos estaban impecables y que contenían música de órgano de Mendelssohn. Una maravilla ♫.

Queridos amigos, habéis comprobado que hemos empezado por cuatro adivinanzas. ¿Sabéis por qué? Porque hoy en nuestro programa TOCA ADIVINAR.

♫ Por cierto, esta música que suena ¿sabéis de qué país es? ♫ Pues es de China. Son los solistas Jing-Ying, que interpretan una clásica melodía de amor china. ♫ También os podía preguntar por el nombre de los instrumentos que intervienen, o incluso por el título de la canción. Pero eso es tan difícil que no lo sabríamos nadie. Ya no habría ni adivinanza ni juego ni nada de nada. Así que para no salirme del tiesto y que todos podamos jugar a las adivinanzas musicales, éstas serán muy fáciles. Bueno, otras serán menos fáciles.

♫ Esta serie de adivinanzas que siguen son de vestuario. ¿Cómo van vestidos estos señores que cantan? ♫ ¿Y éstos otros? ♫ ¿Y éstos que tocan? ♫ ¿Y éstos otros? ♫ Solución: los primeros ♫ con hábito benedictino, porque son monjes. Los segundos ♫ con túnica de color azafrán, porque son monjes tibetanos. Los terceros ♫ de frac, porque son miembros de una orquesta sinfónica. Y los cuartos ♫ con ricos colores, plumas y abalorios, porque son los Massai de Kenia, cazadores de leones.

♫ Llegan las adivinanzas sobre voces. ♫ A esta voz que suena se le llama voz blanca, pero ¿quién canta: una mujer o un niño? ♫ Esta voz es de contralto, pero ¿es de hombre o de mujer? ♫ Aquí está la solución: la 1ª era una voz de niño ♫ y la 2ª de hombre.

La música colabora con el cine apoyando sus escenas de tal forma que muchas veces se puede adivinar la acción cinematográfica sólo oyendo su música. Estos son los acertijos cinematográficos que siguen. ¿Adivinaríais qué tipos de películas son las que tienen estas bandas sonoras? ♫  la primera es una película de… ♫  la segunda es una película de… ♫ la tercera es de… ♫ y la cuarta… ♫ .Exactamente, la primera era una película del oeste, concretamente ‘Río Rojo’ ♫. La segunda, una película de ciencia ficción, ‘2001 Una odisea del espacio’ ♫. La tercera, una película de misterio, ‘Psicosis’ ♫. Y la cuarta, una película de amor, ‘Memorias de África’ ♫.

A veces resulta algo difícil saber de dónde vienen ciertos sonidos, qué objetos o qué animales hacen un sonido atractivo o no atractivo. Por eso las siguientes adivinanzas son sobre efectos especiales. Distinguir el canto de un pájaro del ladrido de un perro está tirado, pero ¿entre un ruiseñor y un jilguero?, ¿entre el rugido de un tigre y un león?, ¿entre una moto de 50cc y una de 250cc?, ¿entre cómo suena freír un huevo o unas patatas? … eso ya no está tan tirado. Veamos pues.

¿Qué objetos producen estos sonidos? El primero es éste ♫,   el segundo éste ♫, el tercero ♫, el cuarto ♫, el quinto ♫, el sexto ♫.  Oigamos la solución: el primero es… ♫ la sirena de un barco. El segundo ♫ descorchando una botella. El tercero ♫  un serrucho. El cuarto ♫  el fuego. El quinto ♫ unos cristales que se rompen. Y el sexto ♫ unos cubitos de hielo.

Y entramos ya en la última serie de adivinanzas. Os propongo un viaje por Europa, un viaje sin salir de casa, un viaje con los ojos cerrados, es decir, un viaje musical. En él visitaremos diferentes países, siempre europeos, esa es la condición, y adivinaremos, sólo por su música, en qué país nos encontramos. El viaje lo vamos a hacer por tierra, mar y aire, es decir, podremos saltar de una país a otro lejano o pasar por la frontera andando. ¿Estáis preparados?

Empezamos ya en… éste sí que os lo digo, empezamos por España. ♫ Tomamos un tren nocturno y amanecemos en… ♫   Desde aquí cogemos un barco que nos lleva a… ♫ En un vuelo no muy largo llegamos a… ♫ Alquilamos un coche que nos lleva a… ♫ Un autobús nos conduce a… ♫  Cogemos un tren y viendo un precioso paisaje llegamos a… ♫ En una excursión hemos pasado ya a… ♫ En un taxi nos hemos ido a… ♫ Estamos hartos de transportes. Nos vamos a ir andando hasta… ♫  En un precioso velero nos largamos a otro país… ♫ Y de aquí a nuestra meta… ♫  Y vuelta a casa…

♫ ¿Habéis acertado la ruta? Bien, la repetiremos pero diciendo los países. Tomamos un tren nocturno y amanecemos en… ♫ Portugal. Desde aquí cogemos un barco que nos lleva a… ♫ Irlanda. En un vuelo no muy largo llegamos a… ♫ Francia. Alquilamos un coche que nos lleva hasta… ♫ Italia. Un autobús nos conduce a… ♫ Austria. Cogemos un tren y viendo un precioso paisaje llegamos a… ♫  Hungría. En una excursión hemos pasado ya a… ♫  Rumania. En un taxi nos hemos ido a… ♫ Bulgaria. Estamos hartos de transportes, nos vamos a ir andando hasta… ♫ Grecia. En un precioso velero nos largamos a otro país… ♫ Turquía. Y de aquí a nuestra meta… ♫ Rusia. Y vuelta a casa.

♫ En fin, las adivinanzas terminaron y el programa también ♫. Si seguís con ganas de adivinar, haceos vosotros los acertijos con vuestros propios discos. ¿Qué instrumentos hay? ¿Qué países? ¿Qué idiomas? ¿Qué estilos? No se acaba nunca de adivinar ♫.

¿A que no adivináis, por cierto cómo se titulará nuestro próximo programa? Os lo diré: MICROBIOS Y GIGANTES ♫.

Pilotando tendremos a nuestro amigo Arévalo ♫.

Hasta entonces, ¡adiós y adiós!

© Fernando Palacios

10 Ago

08 Improvisar y crear

Programa radiofónico  nº 8 de “Sonido y Oído”, realizado por Fernando Palacios para Radio Clásica de RNE en el año 1991/92.

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¿Qué diferencias hay entre una improvisación y una composición? ¿Y entre el acto de improvisar y de crear una obra? Ayudados por las opiniones de algunos expertos y por las músicas de improvisadores avezados, intentamos aclarar la relación entre ambas maneras de enfrentarse a la música.

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♫ Esto que suena ¿qué os parece? ¿es una música improvisada, o los intérpretes tocan algo que ya estaba fijado? ♫ Este pianista, ¿está componiendo sobre la marcha, o lo que suena está escrito de una manera exacta? ♫ ¿Improvisan, o ejecutan una música que ya existía? ♫ Estos intérpretes ¿hacen lo que les parece en ese momento, o lo que está escrito por un compositor? ♫ Esta música que oís ¿se puede improvisar? ♫

¿Qué diferencias hay entre una improvisación y una composición? ¿Entre el acto de improvisar y el de interpretar una obra? En algunos casos las diferencias son muchas; en otros, apenas hay. De esto trata hoy nuestro programa, de IMPROVISAR Y CREAR.

 ♫ Ésta es la primera de las músicas que ha sonado en nuestro programa. Es de una pequeña isla que hay en Indonesia llamada Bali. Allí la música es así. Casi todos los instrumentos son de percusión y forman orquestas que se llaman Gamelán. No hay improvisación. Las composiciones se trabajan en muchos ensayos y los músicos y los oyentes (los que asisten a los ensayos), aportan ideas nuevas sobre una base: se quita, se añade, se agregan variaciones, se prueban nuevos timbres… Pero una vez que todo está decidido y ensayado queda fijo. Ya ha tenido lugar el acto de creación ♫

Los balineses no tienen mucho respeto a la fidelidad de un original. Cuando se aprenden una pieza nueva, cada músico puede hacer modificaciones; o sea, cada pieza tiene tantas formas como gamelanes (orquestas) haya que la toquen. El placer reside en inventar variaciones y ornamentos durante los ensayos. Gozan con la creación y no les importa demasiado el producto terminado. La obra acabada puede desaparecer una vez que los músicos se cansan de ella. Y nadie la llora. Hay un cambio constante, una música que se transforma permanentemente pero sin progreso. A lo mejor lo que inventan se hizo en épocas anteriores y después se perdió, se olvidó. Tienen un concepto del tiempo circular y no lineal ♫

♫ La segunda música es una cadencia de un concierto para piano y orquesta de Mozart, el 23. Antes de terminar el primer tiempo de la obra, por entonces se dejaba que el intérprete, que solía ser el compositor también, improvisara sólo con su instrumento un ratillo. Era el momento de gran lucimiento para el intérprete. Esto que oís pudo haber sido improvisado en sus tiempos ♫

♫ Esta es la música que ha aparecido en tercer lugar. Es el grupo Art Ensemble of Chicago, un grupo de jazz contemporáneo que en este instante está en una improvisación completamente libre; hacen lo que les da la gana. Pero eso sí, se escuchan e intentan entre todos hacer música estupenda ♫

♫ Esta es música contemporánea, la cuarta de nuestro programa. Parece improvisada, y sin embargo no lo es. Ligeti, su autor, la escribió hace treinta años enterita, sin dejar margen a la improvisación. Otros compositores de su quinta hicieron lo contrario, es decir, dejaron que el intérprete en un momento dado pudiera improvisar. Pero en esta obra no, no, no; está todo escrito♫

♫ La última música de nuestra presentación pertenece al gran Juan Sebastián Bach. El rey Federico II en un encuentro que tuvo con el maestro, con Bach, le pidió que le hiciera al instante una fuga sobre una melodía dificilísima que se le había ocurrido. Bach le improvisó una fuga a tres voces sin rechistar ¡ahí queda eso! Mejor dicho, ¡aquí queda esto! Lo improvisó Bach en un periquete, luego lo escribió, y ahora lo tocan tal y cómo está escrito estos intérpretes ♫

Una vez contestadas las cinco preguntas de la presentación, vamos a meditar un poco sobre esto. Si componer es inventar música, improvisar es hacer dos cosas simultáneamente: inventar música e interpretarla, todo a la vez.

♫ Hay músicas que se escriben y después se interpretan justamente como están escritas ♫ Otras músicas ya existen y nos sirven para improvisar sobre ellas ♫ Y otras, directamente se improvisan al instante ♫

La pedagoga Violeta Hemsy de Gainza tiene un magnífico libro titulado “La improvisación musical”.  Ella la define así: “Toda ejecución musical instantánea producida por un individuo o grupo. Improvisación se llama tanto a la actividad de improvisar como al resultado, a la pieza improvisada”.

También explica lo siguiente: “En la conducta musical del hombre hay dos tendencias: imitar y crear. La improvisación es un juego que permite al músico, según en cada caso, las dos cosas: imitar, reproducir, interpretar por una parte,  y explorar, inventar y crear por otra”.

Improvisar música debe ser como hablar con naturalidad. Interpretar música, siguiendo la misma comparación es recitar poesía, declamar un texto o una obra de teatro ♫ La improvisación es música que no se escribe. Se compone instantáneamente, sobre la marcha. Es un medio de expresión sobre un instrumento ♫

La improvisación se encuentra en la base de una gran parte de la creación musical. A veces el compositor empieza improvisando. Después va limpiando, limando por aquí, por allá, hasta que queda algo acabado, meditado. Cada obra clásica tiene un poco de todo. No hay que olvidar que algunos famosos compositores fueron grandes improvisadores como Bach, Mozart, Beethoven,  Liszt, César  Franck,  Fauré, etc… ¿Quién puede asegurar que Bach, que el gran Juan Sebastián Bach no escribió esta monumental “Fantasía en  Sol  menor”  después de haberla improvisado de un tirón? ♫ Da  una sensación de libertad tal que cuesta pensar que sea música escrita ♫

♫ Hay otros motores de la creación que no son la improvisación, cómo este que describe Stravinsky en su libro “Poética Musical”: “Cuando estoy componiendo tropiezo a menudo con algo inesperado. Este elemento inesperado me choca, lo noto. A veces le extraigo provecho” ♫

La facultad de crear nunca se nos da sola. Va acompañada del don de la observación. El  verdadero creador se conoce en que encuentra siempre en derredor, en las cosas más pequeñas y humildes, encuentra elementos dignos de ser notados ♫

«Primero fue la palabra. Su corazón se estremeció ante el fulgor de la palabra y su mente fue lanzada a esa dimensión sin límites en la que todo es posible. Las improvisadas combinaciones, los juegos atrevidos con infinidad de verbos, adjetivos y nombres que acudían a la llamada de la palabra única. Frases inexplicables, frases hermosas, se hacían a sí mismas dirigidas por una misteriosa ley de afinidades y discrepancias, formando un conjunto luminoso cuya finalidad parecía ser la belleza de las formas y el encanto del sonido. Pero la idea que una sola palabra quería expresar se había perdido en aquella espléndida manifestación de posibilidades armónicas. Para recuperarla, uno ha de abandonar la región del  porque sí y someterse al orden y la coherencia. Con gran dificultad, casi con sufrimiento, y utilizando lo que su memoria pudo recuperar de aquel juego improvisado, ordenó, controló y midió, imponiendo al todo un ritmo preconcebido. Cuando por fin  creyó que había concluido su obra, se sintió feliz. Lo escrito  expresaba con bastante fidelidad lo que él quería decir. Aquello era inteligible y coherente. Tenía fuerza y era bello. Lo leyó de  nuevo buscando la palabra que había conmovido su corazón sin encontrarla. La había olvidado. A veces ocurren estas cosas».

♫ Ahora queridos amigos, vamos a pasar a observar diferentes improvisaciones ♫ Estamos en la India, aquí no existe la creación sobre el papel. La música se improvisa en el momento mismo de la ejecución, ateniéndose a unas bases, claro.  Aquí los intérpretes son los compositores. Para sus  improvisaciones recurren a esquemas conocidos melódicos y rítmicos. Sobre ellos realizan nuevas variaciones modificando y ampliando la  base ♫

♫ ¿Oís  esta música religiosa de Paquistán? A veces cantan todos juntos. Otras improvisan de  uno en uno ♫ En este contrapunteo, dos venezolanos del llano improvisan melodías y textos, llevando una conversación sobre un endiablado ritmo ♫ En algunas piezas de rock hay momentos que se guardan para la improvisación ♫

Antonio Molina  improvisa melismas, o sea melodías sin letra, detrás de cada frase musical ♫

Esto parece una improvisación ♫ Y no lo es ♫ La música popular irlandesa se transmite de boca a boca y se toca así, siempre igual; ¡bueno!, casi igual ♫

 ♫ Hay quien toca famosas composiciones modificando parte de la melodía y  del ritmo y añade pequeñas frases musicales improvisadas ♫

Y  llegamos a una música en la que todos podemos improvisar, todos. Los que sabéis más y menos, los que tenéis mayor o menor experiencia. Todos podemos  hacerlo porque este tipo de música tiene una base armónica clarísima: son doce compases que siempre se repiten de la misma  manera. Y sobre ella, sobre esa manera, que es tradicional, se puede improvisar fácil y  gratificantemente ♫

Es  el blues ♫.  John  Lee Hooker,  el actual patriarca de este estilo, asegura que no necesita componer nada. Se sienta delante de un micrófono y le sale el blues. Cuenta una historia y la canta como si la hubiera vivido ♫

♫ El blues en su evolución muestra muchas caras distintas. Blues con  instrumentos de rock ♫. Blues  rápido con instrumentos del folclore tradicional ♫. Y blues con un  instrumento de la orquesta: la tuba ♫ A este ejemplo le tengo yo especial cariño, lo reconozco. Pertenece a  una pieza del grupo americano ‘Blood, sweet & tears’. La improvisación está intercalada en el centro de  una canción (‘Cuando yo muera’,  se titula). Y esa canción está interpretada en este caso en directo. La tuba hace lo siguiente:

– Hay una especie de preludio. Primero: engancha con el final de la  canción y, además, engancha con fuerza

– Segundo: cae a los graves espectaculares de la tuba y se pone grotesco.

– Tercero: vacila un poco con la escala de blues.

– Y entramos ya en la parte central donde entra el ritmo y le acompaña  el grupo. Es la parte más larga, la gran improvisación.

– Y llegamos a la conclusión. En el quinto punto la tuba se queda sola, el grupo se calla.

– Y el sexto punto, el final, es ya el empalme con lo que seguirá.

Perfecto. Escuchamos esta improvisación de la tuba y con la tuba me voy despidiendo ♫

Mi consejo de hoy es uno solo: improvisad blues siempre que podáis. Y si no es blues, lo que sea ♫  El próximo día trataremos de NIGHT & DAY, o sea, de noches y días ♫

Hasta entonces, adiós y adiós.

© Fernando Palacios

Fernando Palacios - P1170518

05 Ago

07 – Sonido y Oído – Pulso y Ritmo

Programa radiofónico  nº 7 de “Sonido y Oído”, realizado por Fernando Palacios para Radio Clásica de RNE en el año 1991/92.

PODCAST disponible aquí

El ritmo es el cuerpo de la música; su forma más simple y elemental es el pulso. Tomamos contacto con el elemento más difícil de entender, pero más fácil de practicar. Músicos de diferentes culturas nos traen sus músicas para aclarárnoslo.

Haz clic para acceder a 07-Pulso-y-Ritmo.pdf

San Juan inició su Evangelio diciendo: “en el principio era el verbo”. Hans von Bülow, un célebre director de orquesta del siglo pasado, dijo: “en el principio era el ritmo”, sentencia a la que todos los músicos han prestado su conformidad .

El hombre miró el mar, puso sus manos sobre el pecho, observó los astros, el día y la noche, las estaciones, los climas. Comprobó que en todas partes existía un ordenamiento del tiempo, que todos los fenómenos, todos todos, obedecían a un orden y una proporción. Se dio cuenta que había algo que impedía que la segunda ola llegara antes que la primera, que los días tuvieran duraciones variables, que el corazón no dejara de latir constantemente. Era el ritmo. Eso que estaba en todas las actividades del tiempo. El ritmo, un elemento premusical que se encuentra por doquier en la naturaleza, en todas partes; es una de sus leyes de equilibrio .

El ritmo también lo encontramos en las cosas más pequeñas: en los copos de nieve, en las espigas, en las hileras de hormigas y naturalmente en el hombre, pues tiene un papel definitivo en nuestra vida. Obsérvate un momento: la respiración, el pulso, todas las actividades del organismo, todo.  El ritmo lo invade todo .

Pero el ritmo no sólo nos afecta en las pequeñas cosas; en las grandes, también. Nos afectan las fases lunares, los climas, las vacaciones. ¿Cuántas veces hemos dicho que un viaje nos ha cambiado el ritmo vital?  Los biorritmos, los ritmos cardíacos, los ritmos respiratorios. Todos esos ritmos nos hablan además de nuestra salud, de nuestro temperamento, del humor y de muchas otras cosas .

El ritmo hace más fáciles y llevaderas todas las actividades, iguala los movimientos de los brazos al remar, al cavar o al nadar, de las piernas al caminar, correr o bailar. Es completamente necesario para realizar mejor todas las tareas. No sólo nos lo impone nuestro organismo, sino que es una necesidad del espíritu humano. Nosotros podemos dividir un todo en partes, como una tarta en distintas porciones. Podemos ordenar esas partes y agruparlas, podemos distinguir las que son iguales y las diferentes, hacer proporciones, o sea, podemos hacer ritmos .

La tendencia a preferir el esfuerzo ordenado al desordenado ha dado lugar al nacimiento de gritos que regulan el esfuerzo de los hombres que hacen un trabajo común: las galeras y su monótono tambor, los desfiles y los redobles de caja, incluso en las manifestaciones . Este elemento ordenador, el ritmo, tiene un carácter tan fuerte que puede ser un arte en sí mismo . Así como en el cuerpo humano si no hay cuerpo no hay alma ni inteligencia, en música sin ritmo no hay melodía ni armonía, luego es el cuerpo de la música . Hoy vamos a estar en compañía de ese cuerpo. Hoy es el día del pulso y el ritmo .

  • Pulsos 
  • Ritmos  
  • Pulsos   
  • Ritmos  
  • Pulsos 
  • Ritmos 

El segundo programa de SONIDO Y OÍDO estaba dedicado a los elementos de la música. Entre estos elementos estaban el pulso y el ritmo. La forma más simple y elemental del ritmo se expresa como un pulso, como un latido, como un péndulo. Si sobre los pulsos se organizan conjuntos de sonidos de más o menos duración, de mayor o menor acentuación, tenemos los ritmos .

Según el pedagogo Edgar Willems, “el ritmo es el movimiento ordenado”. Imaginaos un objeto en movimiento, aquí lo tenemos; de repente encuentra un obstáculo, ¡plack!, se produce un choque sonoro. Eso es lo que hace un tambor, un instrumento creado para el ritmo .

El ritmo dice: “yo estoy aquí y quiero ir hacia allá” . También solemos decir: esta película es magnífica, tiene un ritmo trepidante, o en aquella obra de teatro había momentos muy aburridos, se caía el ritmo, o también recuerdo una conferencia que estaba deslavazada, no tenía ritmo ninguno. Porque el ritmo no sólo afecta al arte musical, sino a todas las artes. Se habla del ritmo de un dibujo, de una fachada, de un poema, de una escultura, o sea, el ritmo no sólo se oye; se ve, se toca y sobre todo, se siente.

 Esta canción de Duke Ellington se titula: «No significa nada si no tiene ritmo». Y es una gran verdad, ¡menudo título! Atended bien porque además es una canción con sorpresas, sorpresas de Chopin, Chaikovsky y otros .

En nuestra civilización occidental la poesía, la música y la danza han sido organizadas con los mismos módulos de ritmo y pulso; tiempos largos y cortos, acentos y no acentos. Por ejemplo: ponemos el pie en tierra o baja las manos el director o se acentúa una palabra: eso es “tesis”. Levantamos el pie, suben las manos del director, etc: eso es “arsis”. Este es nuestro fundamento del ritmo, que nos viene desde los griegos .

La música reposa sobre este elemento organizador de las duraciones de los sonidos, aunque el ritmo también puede producirse por un solo sonido repetido con diferentes intensidades .

Si a una música le quitamos el ritmo, sólo oiremos los sonidos. Si no hay duraciones desiguales y acentos… mala cosa, porque unos cuantos sonidos sólo forman una idea musical cuando tienen ritmo . Dicho de otra manera: el ritmo surge cuando hay contraste, cambios. Si se producen cambios en el sonido, en la melodía o en la armonía, ahí está el ritmo. Está en todo, ya lo hemos dicho antes, desde que empieza una música hasta que acaba .

Estoy seguro que a todos nosotros cuando éramos niños nos han hecho ese precioso juego rítmico colocándonos encima de las rodillas de alguien: «Al paso, al paso, al paso… al trote, al trote, al trote… al galope, al galope, al galope». Es magnífico. Es uno de esos juegos divertidos, inocentes que encierran una gran sabiduría: tres ritmos diferentes que van aumentando de velocidad y que se viven con todo el cuerpo. Primero pausado pero andando (al paso) . Después trotando, el cuerpo nota el cambio, la velocidad, el balanceo y todo eso (al trote) . Y después a galopar casi en el aire, embriagados en el ritmo (al galope) . Siempre que tengáis un niño pequeño, hacedle esto, se morirá de gusto y de risa.

 Curiosamente, los beduinos, hombres del desierto, dividían la música en dos partes: la “Hid”a (la que tenía el ritmo derivado del andar del camello) y la “Habab” (la que tenía el ritmo derivado del andar del caballo). Pasaban largas horas subidos en estos animales y su forma de andar quedaba en el cuerpo.

En Irán los ritmos tienen dos categorías: los exclusivamente musicales y los que derivan de la lengua hablada .

En África, como veíamos en el programa anterior, muchos ritmos derivan del lenguaje tonal, de la lengua tonal. Este ejemplo nos llega desde Centroáfrica. Hablan y tocan lo mismo .

 En el canto gregoriano, el pulso no es como el tic-tac del reloj, monótono y constante. En esta música el pulso tiene un tira y afloja, una tensión y relajación. No es “tac tac tac tac” ¿Sabéis por qué?, porque se basa exclusivamente en el lenguaje, que tiene su propio ritmo y como el lenguaje tiene sus propios acentos, estos pasan al canto. El resultado es de una gran libertad y fluidez rítmica .

 Cuando al final de la Edad Media, la polifonía sustituyó a la monodia, o sea, el canto de varias melodías a la vez sustituyó al de una sola, ¿qué es lo que pasó?, pues que para sincronizar todas las voces hubo que crear un sistema de notación rítmica, o sea, el pulso se hizo más monótono y el ritmo más rígido .

En su precioso libro “Limpieza de oídos”, Murray Schafer muestra una curiosa teoría: “el sentido del ritmo cambió en Occidente en el siglo XIV después de la aparición del reloj mecánico. Antes de ese siglo los relojes eran silenciosos (relojes hidráulicos, de arena, de sol), pero apareció el reloj de tic-tac Por primera vez en la historia el tiempo quedaba dividido en unidades que sonaban. A partir de entonces empezó la notación rítmica. Las notas se dividieron en unidades rítmicas y todas relacionadas proporcionalmente entre sí. Antes había sido distinto, con mucha mayor libertad. El nuevo arte trajo otras maravillas, pero el ritmo quedó más inflexible .

Tanto oír la pulsación del reloj, tanto ver el péndulo constante, tanto oír monótonos mecanismos se nos ha atrofiado el sentido de la polirritmia, o sea, llevar varios ritmos a la vez. Los que han estado alejados de esto tienen magníficas aptitudes polirrítmicas . Nosotros dividimos los tiempos en conjuntos de dos o tres. George Brassens, un cantante francés estupendo, hacía todas las canciones así de sencillas, a dos  o a tres . Los orientales lo pueden hacer en muchas más partes . Eso sí, en Occidente sabemos combinar con mucha variedad esos conjuntos de dos y de tres .

Los románticos se desligaron de la rigidez métrica, seguramente por el contacto con otras culturas .

La música moderna ha hecho del ritmo su eje expresivo . Stravinsky liberó el ritmo de la simetría tradicional. El resultado daba la impresión de un regreso a las danzas de los pueblos primitivos .

Los africanos sin embargo tienen una habilidad especial para permanecer con el mismo tempo durante horas. Tienen sentido de pulso, de metrónomo. Por ello han desarrollado una gran variedad de motivos rítmicos . El pulso igual y prolongado, si va acelerando, provoca en mucha gente el trance y una cierta hipnosis entre los oyentes .

Los compositores, cuando crean ritmos, pretenden por una parte, repetirlos para hacerlos inteligibles pero por otra no quieren llegar a automatizarlos para no cansar el oído del oyente, porque puede venir la monotonía y la pérdida de interés. Puede haber ritmos regulares e irregulares, lentos o nerviosos, sencillos o complicados, pero todo eso no tiene que ver con su belleza. No debemos confundir complejidad rítmica con ausencia de ritmo. La ausencia de ritmo sería el caos, no como esto que oímos, que es complejo, pero rítmico .

Con vuestro permiso os voy a poner cuatro músicas que tienen ritmos que a mí me gustan muchísimo.

  • Venezuela nos trae este contrapunteo 
  • Grecia este rembético 
  • El jazz nos trae a Oscar Peterson 
  • Y del rock a los Doobie Brothers 

¿Os habéis fijado en el pie de muchas personas mientras escuchan música? Cada movimiento coincide con un acento de la música, porque el ritmo nos despierta reacciones musculares. Hay músicas que casi no podemos oírlas sin movernos . Y es que el baile es un arte rítmico. La danza necesita del ritmo y el ritmo nos reclama para bailar .

 Y así, bailando, bailando, vamos terminando . Si me lo permitís os voy a mandar algunas tareas. Cuando vayáis en tren, en esos trenes que hacen ruido, improvisad canciones con el acompañamiento rítmico que oís . Cuando escuchéis una banda de música, intentad llevar un ritmo diferente con las manos al que ellos tocan. Veréis qué difícil es. Siempre tendemos a resaltar los acentos de la música . Poned un disco en el tocadiscos y hacedlo sonar. Cambiadle la velocidad y observad que el ritmo no cambia. Cambia el tempo, o sea, la velocidad . Si alguna vez os ponéis a improvisar, cosa estupenda, claro, empezad siempre por el ritmo. Es lo más sencillo y nos da una estupenda visión de la forma . Con un instrumento de percusión intentad expresar: tristeza, alegría, nobleza, oscuridad, descanso, cólera… El ritmo puede expresar casi todo .

Aquí os dejo. Atención a la próxima semana. Tendremos IMPROVISAR Y CREAR. Estaremos también con nuestro piloto favorito, Carlos Arévalo. 

Hasta entonces, adiós y adiós .

© Fernando Palacios

Sonido y Oído - Pulso y Ritmo

01 Ago

06 Queramos o no queramos, siempre sonamos

Programa radiofónico  nº 6 de “Sonido y Oído”, realizado por Fernando Palacios para Radio Clásica de RNE en el año 1991/92.

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La voz, la boca, las manos, los pies son instrumentos de gran importancia estética y educativa. Una breve muestra de las muchas posibilidades que tiene nuestro cuerpo para sonar, tanto voluntaria como involuntariamente.

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♫ Atención, el pueblo Banda-Linda está lanzando un mensaje de aldea a aldea. El mensaje dice que un niño acaba de nacer y hay mucha alegría en el pueblo. Todo eso lo dicen con tambores. ¿Sabéis cómo? Imitando con el sonido de los tambores el lenguaje hablado. Ellos tienen un lenguaje tonal, es decir, las mismas palabras dichas más agudas o más graves significan distintas cosas, por eso sus tambores dan distintas alturas, distintas melodías, que significan distintas cosas. ♫

En otra aldea un maestro enseña a leer a los niños. Observad las distintas alturas de sus expresiones. (…)

Marius Schneider, el importantísimo teórico musical, piensa que ese paso del lenguaje tonal a la percusión, pudo ser el nacimiento de la música. ♫

Otro señor, Karl Bücher, dice otra cosa: “la música tuvo su origen en los movimientos corporales rítmicos, especialmente en los trabajos colectivos”. ♫

Otro estudioso, Carl Stumpf sostiene que la música nació por la necesidad de los hombres de hacer señales sonoras para llamarse cuando estaban alejados. ♫

De ahí a las melodías, hay muy poco. ♫

Otro señor, Combarieu, nos dice que el origen de la música nos viene por la necesidad que tiene el hombre de someter a la naturaleza mediante la magia. Por ejemplo, las ranas son el símbolo de la fertilidad de la tierra por medio del agua ¿sabéis por qué? porque están siempre entre el agua y la tierra, luego si imitamos el sonido y el ritmo de las ranas, atraemos a la lluvia hacia la tierra. Así de fácil parece luego. ♫

Gracias a que sonamos, existe la música, o dicho de otra manera, hay música porque queramos o no queramos, siempre sonamos. ♫

Nuestro cuerpo no para de emitir sonidos a todas horas del día. Vamos a clasificar estos sonidos a nuestra manera en tres grupos:

  1. Los que hacemos involuntariamente,
  2. Los que hacemos por necesidad
  3. Los que hacemos porque nos da la gana.

Vamos ya con los primeros, los involuntarios. Estos los emite nuestro cuerpo con o sin consentimiento (…) El corazón la respiración, los estornudos, los ronquidos y delirios nocturnos, los escalofríos, incluso el llanto, la risa, o las exclamaciones (“¡ah!, ¡oh!, ¡Huy!, ¡venga!”), son sonidos que hasta nos muestran el estado de salud.

Murray Schafer, un magnífico profesor de música, se pregunta si el estetoscopio, (ese aparatejo que tienen los médicos con el que nos escuchan el cuerpo, nos auscultan cuando tenemos pulmonía y catarros), ¿es un instrumento?

Según nuestra clasificación llegamos al segundo grupo, los sonidos que hacemos por necesidad, todo lo que nos suena sin que podamos o queramos evitarlo. Desde que nos levantamos de la cama no podemos hacer casi nada sin que suene. Caminar, el rozamiento con las cosas, son sonidos que provocamos en nuestra vida cotidiana. Abrimos un grifo (…), la cisterna del water (…), batimos un huevo (…), la cafetera (…), la máquina de escribir (…), el timbre de la bicicleta (…) y si seguimos así, el coche, el avión, la fábrica… Son necesidades que en un grado de saturación, como ocurre en casi todas las ciudades, ocasionan polución sonora, que es muy perjudicial. (…)

Pero estos sonidos que hacemos con mayor o menor necesidad, controlados pueden ser tan atractivos como este chirrido de hamaca entre los sonidos de la noche. ♫

Seguramente es un sonido que no se busca, pero acompaña. Es de una obra de Luc Ferrari.♫

Nuestro tercer y último grupo de sonidos que hacemos con nuestro cuerpo es el de los sonidos voluntarios, los que podemos y queremos hacer, sin instrumentos, claro. Vamos a observar, a partir de este instante, todos esos sonidos que somos capaces de hacer con la voz, la boca, las manos, los pies, en fin, con nuestro cuerpo. El punto emisor de sonido más importante que tenemos es sin duda la voz. Esto que tengo aquí ahora, con el que me comunico con vosotros. Porque nos sirve para hablar, pero también para cantar ♫. Es Park-Nok Su, una señora importantísima de Corea que interpreta la música del Teatro P’ansori, que está a medias entre lo hablado y lo cantado ♫.

Otro caso de hablar y cantar, pasando de una cosa a otra, casi casi como por arte de magia, es el caso del cantaor flamenco Pepe Marchena. Escuchad como lo hace ♫.

En música, la voz en solitario encarna la melodía ♫.

Una sola voz también hace espléndidamente ritmos ♫.

Aunque parezca mentira, una sola garganta es capaz de hacer armonías ♫.

Varias voces juntas, logran hacer, con mayor razón, de todo: melodías ♫,  ritmos ♫, armonías ♫, contrapuntos ♫.

Estas son nuestras voces, los mejores instrumentos que existen y para mayor maravilla los llevamos incorporados dentro de nosotros.

Por cierto, no siempre es necesario que emitamos nuestra voz con cierta potencia. El susurro, en la intimidad o en la soledad, nos descubre mundos insólitos. Sin emitir la voz, sólo con el aire que sale del mismo, modulado por la boca, entendéis todo lo que digo, ¿a que sí? Es una emisión silenciosa, hasta cariñosa, sólo con las consonantes en susurro se pueden hacer muchísimos efectos tímbricos y rítmicos. Atended a esto (…). Y hasta melodías ♫. Casi en susurro se cantan las nanas, para que no se les despierte el niño ♫.

Siguiendo con la boca llegamos al silbido ♫. Este silbador chino, lo ha practicado tanto que lo hace así de bien ♫. O este cantante y pianista de blues, Memphis Slim, que alcanza a silbar a dos voces él solito ♫.

♫ Ya hemos llegado a las manos ♫. En todo el planeta se usan las manos para llevar o acompañar el ritmo ♫, y para aplaudir, claro (…). Sin duda, de palmas los que más saben son los flamencos ♫. Solamente con los dedos se obtienen los pitos. Nuestro compañero Ángel Sánchez Manglanos es un virtuoso ♫. Todavía nos quedarían las palmas sordas ♫, los nudillos sobre la mesa ♫, y otras muchas variantes (frotando…). Pero pasamos a los pies ♫.

Al marcar un ritmo con los pies, o al hacer un movimiento rítmico de baile, éstos pasan a ser instrumento protagonista ♫.

La voz, las manos y los pies se funden a la perfección. Así lo hacen en África ♫.

El compositor Ligeti fue invitado a dar una conferencia sobre el futuro de la música. Se sentó en su mesa de conferenciante y se mantuvo en silencio durante los ocho minutos que duró la actuación. Las reacciones del público: murmullos, gritos, insultos, palmas, pateos, constituían para Ligeti una creación sonora; una obra realizada por el público (…).

Combinando palmadas, golpes en el pecho, en las piernas y pisotones y pisadas, el americano Keith Terry ha conseguido una sistematización del ritmo por medio de percusión corporal. Un verdadero hallazgo para la educación ♫.

Este es un grupo de alumnos del séptimo grado de la Escuela Orff de San Francisco, en California. Con su profesor Doug Goodkin, hacen percusión con el cuerpo llevando distintos ritmos ♫. Mientras el profesor lleva el pulso con una caja china, los alumnos hacen grupos rítmicos de 3 – 5  – 7 – 9 y más partes. Algo que teóricamente puede ser muy difícil, con el cuerpo está chupado ♫.

Me he dejado para el final algunos casos curiosos de sonidos hechos con el cuerpo. José Alberto, mi cuñado, mete la palma de una mano en la axila y aprieta como si fuera el fuelle de una gaita. Suena así de gracioso ♫. Y con la oreja, oprimiéndola (“cru-cru-cru”) hace esto ♫. Salva, el flautista, a veces susurra mientras toca la flauta; el resultado es éste ♫. Yo de jovencito aprendí de mi compañero de pupitre en la escuela, a hacer un bonito sonido con los dedos ♫. Me gusta tanto hacerlo, que siempre que puedo, ahí estoy, con mi sonidito ♫.

Seguro que tú, que estás escuchando, sabes hacer cosas diferentes. Te voy a dejar un pequeño hueco de silencio para que lo hagas, aquí mismo (… … …).

Así ya queda completo este apartado de curiosidades sonoras hechas por nuestro cuerpo.

♫ Esta es la música de despedida de hoy ♫. Este flautista, Paul Horn, estaba grabando un disco para flauta travesera sola, y estaba dentro del pequeño espacio que es la cámara mortuoria de la Gran Pirámide del faraón egipcio Keops en Gizeh. De repente sintió unos deseos irrefrenables de que su cuerpo participara en la emisión de sonidos y se puso a cantar ♫.

Es verdad, queramos o no queramos, siempre acabamos sonando.

Por cierto: ¿Cuántos sonidos diferentes sois capaces de hacer con la boca? ¿Cuántos ritmos distintos con palmadas? ¿Podéis cantar, tocar palmas y taconear a la vez?

Me gustaría verlo.

La próxima semana, Sonido y Oído se ocupará del pulso y el ritmo.

Hasta entonces, adiós y adiós.

© Fernando Palacios

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01 Ago

05 – Canciones para todos

Programa radiofónico  nº 5 de “Sonido y Oído”, realizado por Fernando Palacios para Radio Clásica de RNE en el año 1991/92.

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Nos entretenemos en repasar seis canciones de muy distintos estilos: una antigua, una caribeña, un ‘lied’, un tango, un madrigal y una canción de humor. Cada canción tiene su tratamiento.

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♫ Algunos cuando nos levantamos de la cama aprovechamos para cantar canciones de ducha, canciones para peinarnos, canciones de desayuno ♫. Hay quien se ayuda de la resonante acústica de los túneles subterráneos para convertir el viaje en canciones silbadas ♫. O quien se acompaña del ritmo de la máquina para cantar canciones de trabajo o de deporte ♫. Tenemos también los que ponen la radio y se las cantan todas, buenas o malas, originales o vulgares, igual les da ♫. O los que buscan constantemente aquello que más les gusta, cuando lo encuentran, eso sí, que no dejan de cantarlo ♫.

Pero, ¡ay tristeza!, hay algo que viene demostrándose los últimos años, cada vez cantamos todos menos, al menos por aquí por los países occidentales. El caso es que cada vez hay más emisoras de radio, más programas con música en televisión, más casetes, más producción discográfica y sin embargo cada vez cantamos menos. A lo peor es por eso precisamente, como nos lo dan todo hecho, ya no tenemos necesidad de cantar como antaño; nos da vergüenza porque no lo hacemos nunca, y así nos va, estamos mudos de canciones.

En este espacio vamos a tener hoy algunas canciones para cantar, tararear o silbar. Canciones para todos. Así que vamos poniéndonos en disposición de cantar y a ver qué es lo que ocurre ♫.

♫ La primera es una canción popular muy antigua, triste y sencilla, es monótona y con ritmo de campanada, silenciosa y nocturna, una maravillosa canción para uno solo, para que cada uno la cante a sí mismo, bueno, mejor si la cantan entre varios, si la cantamos entre todos. Se puede hacer con ella de todo, cánones que pueden entrar por cualquier sitio, armonías diferentes y siempre queda bien; es casi una canción mágica ♫ Eso es todo, no tiene más ni menos. Su letra viene a decir “qué tristeza, qué fastidio, contar toda la noche las horas”. Es una canción que yo personalmente quiero muchísimo, porque la he cantado con casi todos mis amigos y a todos nos gusta, porque se puede hacer o muy corta o muy larga, como se quiera. Admite todo tipo de transformaciones. Esta curiosa versión que oímos se debe a un grupo de los años 60, se acompañan con guitarras acústicas y se llaman Crosby, Stills & Nash. Primero cantan solos, a capella, como se dice, después entran acompañando las guitarras y al final improvisan un poco hasta que todo se deshace ♫.

Nuestra segunda canción nos llega desde Cuba ♫. Este señor que toca tan bien el piano y que canta con esa vocecita tan graciosa es un negrito gordinflón que murió ya hace 20 años: Bolita de Nieve ♫. La canción se llama, ya lo habéis oído, “Babalú”, es de Margarita Lecuona, pero nadie la ha cantado como Bolita de Nieve ♫. Esta canción tiene un poco de brujería porque acaba de morir Babalú, empieza el velorio, le ponen 17 velas y aprovecha todo el mundo para pedir tabaco, aguardiente, dinero, que les de la suerte ♫. Después le pide a Babalú, que se ha ido al otro barrio, distintos deseos: que le quiera su negra, que tenga dinero, que no se muera y así acaba. Es una canción también muy sencilla con dos partes. La primera tiene además una introducción, cuando dice aquello de “Babalú, Babalú ah yeh” !Tiene después un canto casi hablado de corrido: “ya está empezando los velorios, que “hasemo” a Babalú” y sobre todo cuando dice: “dame un poco de tabaco mayente y un poquito de aguardiente”. Y después todo eso se vuelve a repetir. Llegamos a la segunda parte, que es mucho más melódica porque le pide aquello de la negra: “yo quiero pedir que mi negra me quiera”. Y acaba en un tumbao, o sea, se repite una fórmula hasta el infinito, que aquí Bolita lo hace muy cortito: “mi Babalú ah yeh, Babalú ah yeh!” Sería el momento propicio para las improvisaciones. Bueno, “Babalú”, con Bolita de Nieve, canción que vamos a cantar todos juntos ♫.

Y aquí llega la tercer canción, se titula “Caminar” y es un lied, es decir, una canción alemana del siglo pasado, de estilo íntimo, compuesta con ambición artística donde la poesía y la música se funden totalmente ♫. Esta es la primera de las cinco estrofas que tiene la canción con la misma música y con distinta letra. A eso se le llama canción estrófica, cuando se repite la misma música cambiando el texto y es una forma de canción muy popular, como los romances ♫. Si os fijáis, cada estrofa tiene tres partes. La primera es esa que hace (…) se repite dos veces; la segunda es una melodía y su progresión, es cuando hace aquello de (…) y contesta (…); y la tercera la conclusión (…) que también se repite ♫. La canción trata de la delicia que es caminar para el molinero, que es el protagonista. Cuenta cómo los molineros aprenden a viajar, del agua, las ruedas y las piedras que giran en el molino ♫. Ya hemos oído 4 estrofas; sólo nos queda la última de esta hermosa canción que tiene texto de Müller y música de Schubert. Una canción con un piano que muestra un claro ambiente de paseo y un texto que habla de viajar y vagabundear ♫.

Ya estamos en nuestra cuarta canción ♫. Estas guitarras nos indican que es un tango y que el que va a cantar es ni más ni menos que el maestro, Carlitos Gardel ♫. Si la primera  canción, ‘Orleans’, era triste y serena, la segunda, ‘Babalú’, vacilona y graciosa y la tercera, ‘Caminar’, alegre y perfecta, esta cuarta es sórdida y oscura, malévola y machista, de celos borrachera y muerte, o sea, es una canción peligrosa ♫. Hay que situarse en Buenos Aires: en un bar del arrabal, un hombre le cuenta a otro la desesperación porque le ha engañado su mujer con otro y le dice encima que no se explica cómo no la mató. La moraleja, el consejo final, ya, es el colmo; dice que las mujeres dan muy mal resultado, que no se enamore, que no llore, porque los hombres, son muy machos y no deben llorar. O sea, lo de siempre, aparte de este poco ejemplar mensaje, la letra de Lepera es perfecta y la música de Gardel, bueno, qué vamos a decir, muy bonita. La interpretación, sobrecogedora en sus tres partes, de las cuales la primera y la tercera tienen la misma música. “Tomo y obligo” se titula y es así ♫.

La quinta canción es completamente opuesta a ésta. Es una canción de mañana, luminosa, de inocente alegría. El tema es el siguiente: dos mujeres están hablando y una le dice a la otra que su marido es guapo y bueno, que ni le molesta ni le pega, hace las cosas de la casa y le da de comer a los pollos. Eso además le hace muchísima gracia, se ríe un montón y les dice a los pollos: “cocococodaaa, cocoda, cocoda” y eso es todo ♫. “Il est bel et bon”, es guapo y bueno, éste es el título de esta canción y se canta, es cantada siempre por 4 personas: unas se van imitando a otras. Habéis escuchado que una dice: “il est bel et bon” y contesta otra: “il est bel et bon”, luego “il est bel et bon”, “il est bel et bon”. El caso es que lo mismo lo repiten una detrás de otra, después llega la segunda parte, siempre imitándose las voces ♫. Y todo termina imitando a los gallos, a las gallinas y a los pollos con el “cocococoda cocoda petit poulé, cocoda, cocoda” ♫; al final repite el principio y fin, se acabó. Es una canción francesa del Renacimiento, del siglo XVI, aunque parezca mentira, y la compuso Passereau. Ahora la canta el grupo Clement Janequin ♫.

La sexta canción es la parodia de un anuncio de la radio. Es una canción de humor, cantada en directo, con risas del público y se refiere a un matapolillas llamado Nopol, que cuida la ropa ♫. “Mami, mami, ¡cuántas polillas! No se preocupe señora, matapolillas Nopol cuida su ropa”. Es estrófica, como la canción que oíamos de Schubert, o sea, las tres partes de la canción tienen la misma música con letra diferente y entre ellas hay unos diálogos. Un componente del grupo no quiere que ningún veneno mate a las pobres polillas y convence para que el Nopol, que en la primera estrofa las mataba, en la segunda sólo las desmaye y en la tercera las fortalezca. Ya veis, cosas de la publicidad ♫. Tiene ritmo de swing, bajo (“dum dum dum dum”) y batería (“tstsch tstsch”) y está cantada a 4 voces, como la canción anterior. Tiene partes cantadas, partes habladas con voces de fondo (que hacen “daba daba da”) y otras imitando a un spray (“zzz”), que mata las polillas. En fin, es una divina canción de Les Luthiers ♫.

Y así llegamos al final del programa de hoy. Hemos tenido seis canciones ¿os acordáis? ♫ ♫ ♫ ♫ ♫ ♫, ¿podríais tararearlas? Algunas sí, otras… bueno de todos modos seguro que las recordaréis si alguna vez las volvéis a oír. ¿Sabéis lo que podríamos hacer? Las canciones que más os gusten, intentad explicárselas a vuestros amigos. Les decís cómo son, cómo es la melodía, la letra y después se la ponéis, a ver qué pasa ♫.

Atención a nuestro próximo programa que se titulará “QUERAMOS O NO QUERAMOS, SIEMPRE SONAMOS”, o sea, muchos sonidos que podemos hacer con nuestro cuerpo. Esos que estáis pensando y muchos más ♫.

En los mandos estará, como siempre, el capitán Arévalo.

Hasta entonces os decimos, adiós y adiós, con esta canción de los Beatles que es, una preciosidad.

© Fernando Palacios

Canciones para todos - Fernando Palacios