25 Ago

Deportes y diversiones, de Erik Satie

«Deportes y Diversiones» es la primera obra multimedia que se conoce; en ella se reúnen tres artes en una sola obra: dibujo, música y poesía.

Un editor de partituras encargó a Satie que compusiera una serie de piezas para piano basándose en unos dibujos de Charles Martin.

Satie no sólo hizo las piezas, sino que además añadió unas divertidas anotaciones en forma de poemas sobre los pentagramas.

En este disco-libro hemos jugado a dar una vuelta más a la histórica obra: le hemos añadido nuevos dibujos y una parte literaria que une cada una de las historietas. Esperamos que el Sr. Satie no se enfade.

11. Deportes y diversiones

ME LO PIDO

25 Ago

Janos, el niño que soñaba despierto

10. Janos, el niño que soñaba despierto

 Os presentamos una obra musical compuesta por Zoltán Kodály a partir de su ópera Háry János. Porque después de estrenar esta ópera, el compositor confeccionó una Suite para orquesta con algunas de sus partes: esa música se ha hecho famosa en el mundo entero, y es la que contiene este disco. En esta Suite se describen ambientes muy distintos. Uno de ellos es el bienestar de una mañana de fiesta en un mercadillo, con todos los vendedores anunciando sus productos, la gente disfrutando de las actuaciones callejeras y las campanas del reloj de la iglesia que no cesan de tocar. En otro momento la música se presta a que os imaginéis las cosas más estrambóticas que queráis; por ejemplo:  unos soldados en miniatura que marcan la hora en un reloj de Viena, mientras la Emperatriz da de comer a las gallinas.

25 Ago

Juegos de niños

9. juegos de niños

ME LO PIDO

Cuando Bizet tenía 35 años, tuvo un ataque repentino de nostalgia recordando los juegos de cuando era niño. Estos recuerdos dieron paso a la inspiración y ésta a una colección de pequeñas piezas para piano a cuatro manos que tituló Juegos de niños. Algunos de estos juegos ya se han pasado de moda y reposan en el recuerdo de los mayores (y en la programación escolar de algún profesor que no se resigna a ver morir tan extraordinario elemento educativo); otros, sin embargo, todavía se mantienen con vida, si bien esperan moribundos a que la nueva generación de ordenadores y de canales digitales les den la puntilla. ¡No dejéis que esto ocurra! ¡Jugar a los juegos tradicionales es divertidísimo!

25 Ago

El sol borracho

El sol borracho

El rincón de los niños – El cuento del Sol borracho – 02/02/14 (AUDIO)

La música compuesta por el alemán Tilo Medek para El sol borracho es muy clara y se disfruta fácilmente. Describe muy bien las diferentes escenas del cuento: la marcha del carro, la furia de los caballos, la alegría del sol, la tristeza de los búhos, el llanto de los niños, el tráfico de la plaza… La música y el cuento se unen perfectamente, es como una pequeña ópera en la que, en veZ de cantantes, hay un narrador. La orquesta suena con muchos timbres y colores, y hay instrumentos que se destacan e identifican con los personajes del cuento: la trompeta que toca Pablo, la flauta que suena en la oscuridad y al salir la luna, y los timbales y los clarinetes que describen los pensamientos del astrónomo. La composición contiene un variado abanico de ritmos.

25 Ago

Romeo y Julieta

7. Romeo y Julieta

ME LO PIDO

Pocas músicas hay en todo el siglo XX que hayan conseguido ser a la vez enormemente populares y de máxima calidad. Una de ellas es la que compuso Prokofiev para el ballet Romeo y Julieta. Las notas de los pentagramas de esta partitura gigantesca –dificilísimas de tocar- retratan perfectamente con sus sonidos a los personajes del drama y a las situaciones que viven: delicadas y emocionantes para los encuentros de la pareja, violentas para las luchas entre los enemigos, apasionantes para las escenas de amor, dramáticas para las muertes y lúgubres para los momentos fúnebres.

25 Ago

El toro Fernando e Insectos infectos

6. El toro Fernando e Insectos infectos

 El instrumento elegido por Alan Ridout para El toro Fernando es el más clásico, costoso y transportable de todos los instrumentos de la familia de la cuerda: el violín. Desde Paganini, el violín es un instrumento capaz de hacer todo tipo de sonidos: pizzicatos con una o dos manos, sonidos nasales y aflautados, dobles y triples cuerdas, melodías y acompañamientos a la vez, resbalones y piruetas… Además, todos estos sonidos y la música que construyen están al servicio de la acción, por eso hay un tema suave y melancólico que representa al toro, otro rápido y nervioso para los otros novillos, uno violento para los momentos de furia, un pasodoble para el paseillo… e incluso hay algunas onomatopeyas, como el mugido de la vaca, el vuelo y el picotazo del abejorro o el llanto del torero.

El instrumento que lo hace todo en Insectos infectos es la marimba: la reina de los instrumentos de láminas, un precioso aparato desmontable de casi tres metros de largo. Se toca con baquetas especiales y tiene un azaroso pasado: nació en el África Negra en tiempos remotos, los esclavos que iban a Centroamérica se la llevaron consigo y arribó a Europa en forma de xilófono. Hoy día es un instrumento imprescindible, que se toca con dos y hasta con tres baquetas “en cada mano”. La obra está pensada para que la voz del narrador se mezcle con este monumental instrumento de percusión.

25 Ago

El sastrecillo valiente

5. El sastrecillo valiente

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(Cuaderno y guía cortesía de la editorial Agruparte. 86 pág.)
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Harsanyi, el compositor, quiso que, en algunos momentos precisos, los instrumentos describieran con su sonido la acción del cuento. Por ejemplo: cuando el sastrecillo asciende y desciende del árbol suenan las escalas del piano; para una marcha militar, nada mejor que una trompeta; el violín vuela como una mosca; el fagot y el chelo ilustran los gruñidos del jabalí; el clarinete se baila un “fox-trot” con el unicornio, la flauta se pone melancólica cuando el sastrecillo recuerda su taller… Y al percusionista le puso a tocar una buena colección de instrumentos: timbales, triángulo, tambor, plato, bombo, temple-blocks, xilófono, lira, flauta de émbolo, sirena y ruidos diversos (zumbido de mosca, puerta que se cierra y golpetazo con un trapo). El resultado final es mágico.

25 Ago

Piccolo, Saxo y compañía

Fernando Palacios -Piccolo, Saxo y Cía

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La música que suena en este disco está compuesta expresamente para la pequeña historia de la gran orquesta que se cuenta. En ella se pueden escuchar todos los instrumentos de la orquesta por separado, reunidos en familias y todos juntos. Además, aparecen otros que no son los habituales en las orquestas sinfónicas, como los saxofones o la guitarra. Los instrumentos de cuerda tocan una especie de marcha, los saxofones con un ritmo muy parecido al del jazz, los instrumentos de viento-madera llegan con una música suave y algo misteriosa, la guitarra con sonidos que nos traen recuerdos de castillos con trovadores y juglares. Como si fuera un desfile, se presenta una potente fanfarria, que es la tarjeta de visita de los instrumentos de percusión y de viento-metal. Por último, el piano hace un típico solo de concierto y da paso a toda la orquesta en una brillantísima pieza final.

25 Ago

La mota de polvo (cuento)

Estreno de «La mota de polvo”, en el Teatro Monumental el 6 de enero de 1992

  

ME LO PIDO

La mota de polvo es un cuento musical para narrador, clarinete solista (que hace de mota) y orquesta. Su música tiene relación con la geometría (un punto es un sonido corto y seco, una raya es un sonido largo, una línea bonita es una melodía, lo más alto es lo más agudo…) y con los juegos (los pisotones de las pulgas gigantes son golpes de percusión; el juego de la persecución de policías y ladrones, en música se llama canon; la mota describe con sonidos su vuelta a casa con el mismo trazo que hace una piedra cuando la tiras fuerte).

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Cuento Musical 1. La mota de polvo

Mota 1Mota 2

PDF

La Mota de polvo – Cuaderno de Agruparte

La Mota de polvo – Guía de Silvia

 

24 Ago

Naturalidad conquistada

NATURALIDAD CONQUISTADA

Texto del CD “Looking Back over The Baroque”, de Andreas Prittwitz
Irina Records. 2010
Fernando Palacios

Todos hemos coincidido: sorpresa y facilidad. La primera vez que escuchamos al grupo Loocking Back en su propuesta sobre el Renacimiento se produjo en los seguidores de Andreas un efecto paradójico. Por una parte, el resultado nos dibujaba una sonrisa de admiración: volvíamos a escuchar aquellas piezas antiguas, tan famosas, pero vestidas con nuevos trajes y con improvisaciones que les caían como hechas a medida. Por otra, no cabía esperar otro resultado, pues, a través de los años, Andreas nos ha ido acostumbrado a todos los asombros: le hemos visto tocar con el mismo desenfreno Renacimiento, Barroco, Jazz, Pop, Rock, Folclore… y siempre combinando el carácter adecuado de cada época con el inconfundible “estilo prittwitz”. Lo tenemos claro: a Andreas le fluye la música con espontaneidad, sin artificios ni distinción de géneros, por eso ya nada en él nos sorprende, todo parece fácil.

Del puzzle de sus múltiples pasados y presentes artísticos sólo le quedaba dejarse llevar por su intuición y técnica, aplicar una parte del misterioso poderío musical que le adorna, quitarse unas capas de prejuicios y, al fin, conquistar una nueva parcela: fusionarse consigo mismo. Así fue, los instrumentos antiguos encajaron de forma coherente con los modernos –parece que lo estaban esperando, de hecho no resultaba fácil adivinar dónde empezaba la vihuela y terminaba la guitarra, en qué momento sonaba el manuscrito y cuándo la recreación del mismo–, las improvisaciones surgían sin afectación, los diálogos entre instrumentos de ayer y de hoy corrían con desparpajo, lo antiguo dejaba de serlo para transformarse en actual –la profesora Christina Pluhar, líder del grupo L’Arpeggiata, asegura que la música llamada “clásica”, con su repertorio inmutable, ha pasado a ser la antigua, y la “música antigua” la contemporánea– Lo difícil era conseguir que aquel prototipo no fuera engendro o vulgaridad del océano de fusiones de moda, la gracia estaba en que la amalgama de todas las partículas no fuera histriónica y que al “frankenstein” no se le notaran las costuras. En definitiva, no que pareciera natural, sino que lo fuera. Diana.

“¿Cómo no lo has hecho antes?”, le dijimos a coro. “Siempre lo he hecho”, nos contestó. Cierto, en ese frenesí que le persigue –prácticamente no deja nunca de tocar, para el tormento de quienes conviven con él–, desde que tiene uso de razón musical (es decir, desde la cuna) insinúa improvisaciones sobre el primer tema que se le pasa por la cabeza. Y esto lo hace mientras prueba sonido en el escenario, calienta el instrumento en el camerino o desayuna con la flauta, improvisaciones que pueden pasar a ser citadas en cualquier solo. Esto lo ha hecho toda la vida. Pero todavía no había dado el salto mortal a Loocking Back, y hace tres años se produjo el alumbramiento.

Si con Looking Back over The Renaissance (el disco de las tres gallinas) el grupo consiguió seducirnos por su sencillez y verdad, en éste sobre Barroco (las tres ranas) Andreas y sus chicos conquistan lo más difícil: la naturalidad. Los lamentos de Dido y del Stabat Mater nos entristecen tanto en las elegantes improvisaciones del clarinete y los saxos, como con las voces de Janet Baker o Emma Kirkby; después de escuchar este disco, Vivaldi y Bach firmarían encantados nuevos conciertos para los saxos y clarinetes de Andreas; Gaspar Sanz diría “¡claro!”, pues sabemos que sus piezas escritas no son sino fruto de sus improvisaciones sobre danzas populares, es decir, lo que hacía todo el mundo.

Nada importa la opinión que suscite este disco entre algunos cancerberos de la musicología teórica y estricta (esa policía de tiro corto y mirada aviesa que, afortunadamente, comienza a replegarse en retirada), porque la naturalidad, aquella quimera que persiguen los artistas y que los genios del Barroco conquistaron, vuelve a estar presente en este grupo. Con sus improvisaciones, Andreas, Antonio, Laura y Sergio alumbran rincones insospechados de las célebres piezas seleccionadas, y devuelven buena parte de la vida perdida a esas partituras antiguas que nacieron bajo el conflicto creativo de la improvisación.

Estoy convencido de que las tres ranas de la portada miraban por la ventana del estudio de Corelli, apuntaban melodías a las partituras de Bach, rondaban por la mesa de Purcell… son las mismas. Ellas saben que lo que escuchamos en esta grabación, y, más aún, en los impecables directos del grupo, es verdadero, y que las distancias entre cromornos y saxofones, entre violas de gamba y guitarras son inexistentes. Sabemos bien que la única posibilidad de que se hagan presentes los sonidos del pasado es que se manifiesten a través de los de hoy, y en este registro han sido concitados por la naturalidad conquistada del grupo Looking Back. Por lo visto, Nietzsche, ilustre paisano de Andreas, se lo debió de decir al oído, aunque él no se acuerda: “La sencillez y la naturalidad son el supremo y último fin de la cultura”.

 © Fernando Palacios 2010