18) La ópera de tres peniques
Cuento musical para jóvenes
. Una historia de barrio, basada en una ópera popular
. Grupo de cámara y narradores
. Música: Kurt Weill
. Texto: Fernando Palacios, a partir del texto de Bertold Brecht
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La ópera de los tres peniques es una especie de ópera al revés: no salen ni condes, ni artistas, ni héroes, ni nada parecido… -como sería lo normal en cualquier ópera-. Los personajes son gentes de los bajos fondos: ladrones, mendigos, mafiosos, pedigüeños, quinquis… Los lugares donde se desarrolla la acción no son ni palacios, ni paseos elegantes, ni luminosos campos… sino arrabales, bares nocturnos, tiendas de trapicheo, la cárcel… como una película de cine negro. Estos bajos fondos de la ciudad y sus gentes cantan una música muy bonita, muy sencilla de escuchar y, a su vez, con mucha “miga”. Y, además de todo esto, ostenta la singularidad de ser la ópera más representada de la historia. Sus planteamientos han sido plagiados hasta la saciedad: su música a mitad de camino entre lo clásico, el cabaret y el pop, su tema arrabalero, y sus personajes tan poco heroicos han dado pie a multitud de obras posteriores deudoras de esta creación.
En el original hay músicos, bailarines, actores, decorados… sin embargo, la versión que ofrecemos aquí es una adaptación sin ninguna escenografía: solamente interviene una pequeña orquesta y un narrador, es una versión de concierto donde se cuenta lo que ocurre en la trama de la obra mientras se escucha la música. La narración y los sonidos se unen para formar un cuento musical: el texto y la música se fusionan en un “arte total para el oído”, sin dar pie a que la vista mengüe la atención hacia la música, verdadera protagonista de esta versión. El grupo musical interpreta la partitura de la Suite para orquesta de viento, una selección de la música que hizo el propio Weill en 1928, cuatro meses más tarde del estreno de la ópera.