El instrumento elegido por Alan Ridout para El toro Fernando es el más clásico, costoso y transportable de todos los instrumentos de la familia de la cuerda: el violín. Desde Paganini, el violín es un instrumento capaz de hacer todo tipo de sonidos: pizzicatos con una o dos manos, sonidos nasales y aflautados, dobles y triples cuerdas, melodías y acompañamientos a la vez, resbalones y piruetas… Además, todos estos sonidos y la música que construyen están al servicio de la acción, por eso hay un tema suave y melancólico que representa al toro, otro rápido y nervioso para los otros novillos, uno violento para los momentos de furia, un pasodoble para el paseillo… e incluso hay algunas onomatopeyas, como el mugido de la vaca, el vuelo y el picotazo del abejorro o el llanto del torero.
El instrumento que lo hace todo en Insectos infectos es la marimba: la reina de los instrumentos de láminas, un precioso aparato desmontable de casi tres metros de largo. Se toca con baquetas especiales y tiene un azaroso pasado: nació en el África Negra en tiempos remotos, los esclavos que iban a Centroamérica se la llevaron consigo y arribó a Europa en forma de xilófono. Hoy día es un instrumento imprescindible, que se toca con dos y hasta con tres baquetas “en cada mano”. La obra está pensada para que la voz del narrador se mezcle con este monumental instrumento de percusión.