Cuando Bizet tenía 35 años, tuvo un ataque repentino de nostalgia recordando los juegos de cuando era niño. Estos recuerdos dieron paso a la inspiración y ésta a una colección de pequeñas piezas para piano a cuatro manos que tituló Juegos de niños. Algunos de estos juegos ya se han pasado de moda y reposan en el recuerdo de los mayores (y en la programación escolar de algún profesor que no se resigna a ver morir tan extraordinario elemento educativo); otros, sin embargo, todavía se mantienen con vida, si bien esperan moribundos a que la nueva generación de ordenadores y de canales digitales les den la puntilla. ¡No dejéis que esto ocurra! ¡Jugar a los juegos tradicionales es divertidísimo!