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(Cuaderno y guía cortesía de la editorial Agruparte. 86 pág.)
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Harsanyi, el compositor, quiso que, en algunos momentos precisos, los instrumentos describieran con su sonido la acción del cuento. Por ejemplo: cuando el sastrecillo asciende y desciende del árbol suenan las escalas del piano; para una marcha militar, nada mejor que una trompeta; el violín vuela como una mosca; el fagot y el chelo ilustran los gruñidos del jabalí; el clarinete se baila un “fox-trot” con el unicornio, la flauta se pone melancólica cuando el sastrecillo recuerda su taller… Y al percusionista le puso a tocar una buena colección de instrumentos: timbales, triángulo, tambor, plato, bombo, temple-blocks, xilófono, lira, flauta de émbolo, sirena y ruidos diversos (zumbido de mosca, puerta que se cierra y golpetazo con un trapo). El resultado final es mágico.