Programa radiofónico nº 28 de “Sonido y Oído”, realizado por Fernando Palacios para Radio Clásica de RNE en el año 1991/92.
El teatro y la música tienen muchos puntos en común: se desarrollan en el tiempo; se escriben, leen y estudian; se interpretan; se hacen en edificios parecidos; y lo más importante: hay muchos espectáculos que se hacen con música y teatro.
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♫ ¿Sabéis lo que me ocurrió ayer? ¡Me tocó la lotería!. ¡Cómo lo oís! Lo que fue terrible es que había guardado el décimo premiado en el bolsillo de un chaleco precioso que tengo y cuando fui a cogerlo no estaba en casa. Mi madre lo había llevado a la tintorería. Casi me da un patatús. Al final hubo suerte porque mi hermano se lo puso para ir a una fiesta antes de que mi madre llevara toda la ropa a la tintorería. De esta manera pude recuperar el décimo. De todos modos lo pasamos fatal.
♫ Esta misma anécdota os la voy a contar ahora de otra manera.
Ayer me ocurrió el caso más curioso de mi vida. Estaba buscando mi chaleco y no lo encontraba. Le pregunté a mi madre:
– Mamá, mamá ¿tú sabes dónde está mi chaleco? Si, si, el chaleco, el único que tengo.
– En la tintorería, me contestó.
– ¿En la tintorería? ¿Has mirado en los bolsillos?
– No, yo nunca miro, dijo.
– ¡Pues mira qué bien! Había un billete de lotería que me ha tocado.
¡Madre mía, qué berrinche! ¿Sabéis al final lo que pasó? Que entró por la puerta mi hermanito con el chaleco puesto, que lo había cogido para ir a una fiesta.
– ¡Oye Fernando!, me dijo, en este bolsillo hay un billete de lotería, no sé si sabes; tómalo no vaya a ser que esté premiado.
♫ Esto ha sido la misma historia contada de dos maneras distintas. La primera la he contado de forma narrativa, o sea, he referido lo ocurrido sin repetir palabras exactas ni imitar a los protagonistas. La segunda versión, sin embargo, era mucho más teatral; he revivido un poco los personajes, he actuado.
La primera forma era narrativa. La segunda, teatral. Esa era la diferencia. Puede decirse que todos hacemos teatro a diario: nos demos cuenta o no nos demos cuenta. Tendemos a representar lo que vemos y lo que oímos. Incluso a veces lo revivimos intensamente: entonces hacemos teatro. Claro que para eso es necesario que alguien nos haga caso. Por ejemplo, vosotros sois los espectadores, por eso os lo cuento, porque estáis escuchando. Ésta es la forma más elemental del teatro. Siempre que hay interés por lo que ocurre a nuestro alrededor y arte para mostrar lo más interesante, ¡hay teatro!
♫ Para relatar una historia o representarla se necesita algo de tiempo. Una anécdota se puede contar en un momento, en un plis-plás y se acaba. Pero para describir la vida de una persona, por ejemplo, se precisa de mucho más tiempo. A la música le pasa lo mismo. Una canción es breve, se acaba pronto, pero una sinfonía, donde hay partes diferentes, temas y desarrollados, dura mucho más
♫ El teatro y la música no sólo se parecen en que se desarrollan en el tiempo y en sus distintos tamaños, tienen otros puntos en común. Normalmente la música y el teatro se escriben, después se leen y se estudian, y más tarde se interpretan. Los autores se sirven de intérpretes para mostrar su arte a los espectadores. También hay músicas y teatros que se improvisan, e incluso que se transmiten de boca a boca.
♫ Los dos son espectáculos que se hacen en edificios especiales que se llaman teatros, donde hay escenario, patio de butacas, plateas, camerinos.
♫ Y lo más importante: hay muchos espectáculos que se hacen con música y teatro. ♫ En fin, hoy nuestro programa se ocupa de la MÚSICA Y TEATRO.
♫ La historia que os he contado al principio de dos formas diferentes, ¿os acordáis? Bueno, pues no era cierta. ¡Qué más quisiera yo que me hubiera tocado la lotería! La verdad es que es un cuento que se inventó a principios de siglo Ramos Carrión y le puso música Chueca. Es una forma de teatro musical, o sea, una obra de teatro que también es una obra de música. Las dos cosas encajan perfectamente, porque el autor del texto se adaptó a las exigencias musicales y el compositor a las teatrales. El resultado: una obra humorística que pertenece al estilo que llamamos GÉNERO CHICO y se titula El chaleco blanco. Una maravilla.
♫ Las historias, historietas y acontecimientos se pueden narrar fríamente como lo hacen los noticiarios de la radio ♫. También se pueden narrar con acompañamiento musical ♫. Algunas historias se teatralizan sin música, como el teatro normal, el teatro clásico ♫. Otras historias se cantan ♫. Y por fin, se puede hacer todo junto: contar algo cantando, actuando, declamando, bailando, con escenografía, decorados y una música compuesta especialmente para cada momento.
♫ La música y el teatro se llevan muy bien entre sí, desde siempre, además. Aunque los dos viven perfectamente separados, también viven estupendamente juntos; seguramente porque la música tiene mucho de teatro y el teatro mucho de música. No hay más que ver un concierto de una orquesta sinfónica por ejemplo: todos los músicos vestidos para la representación, el director moviéndose en el podio, los espectadores en silencio ♫. O en un concierto de rock: los artistas vestidos de formas estrambóticas, las luces, el humo, los movimientos de todos… no cabe duda: hay mucho teatro en la música.
♫ En el teatro los actores a veces gritan, otras susurran, hay silencios de tensión, entonaciones diversas, ritmo… tampoco cabe duda: hay mucha música en el teatro.
♫ En la mayoría de las civilizaciones de la tierra ha habido, hay y habrá teatro musical. Además del mismo modo que hay gentes, formas de vida e historias de todos los tipos: hay teatros musicales para todos los gustos imaginables. En el Sur de la India, en Kerala hay un teatro bailado llamado Kathakali, es sólo de hombres y requiere una formación impresionante; empiezan a estudiar a los seis años. En este teatro el recitado, el mimo, la música y la danza son indisolubles ♫. En la China existe el espectáculo más antiguo que se conoce: la Ópera china. Es un espectáculo gigantesco que tiene de todo: circo, malabarismo, danza, máscaras, canto, escenas, trajes, orquesta y muchísimo maquillaje ♫. En Corea hay un teatro musical muy característico llamado P’ansori. Es completamente distinto a la ópera china. Éste dura por lo menos seis horas y sale un solo intérprete que lleva un abanico: representa una historia con el acompañamiento de un solo tambor ♫. En Japón hay dos tipos de teatro musical: el popular, llamado Kabuki, y el más clásico que se llama Noh. Este último es un drama lírico de origen muy antiguo.
♫ En África los ritos religiosos y las aventuras cantadas son formas de teatro que se transmiten de generación en generación. Se dice que cuando un anciano africano muere es como una biblioteca que se quema.
♫ En Europa y en Norteamérica tenemos muchos géneros teatro-musicales diferentes. El Musical de Broadway o la conjunción de comedia, baile y canciones ♫. La Ópera rock, la música joven con guión teatral ♫. La Opereta vienesa: alta sociedad, nobleza, valses y finura ♫. El Singspiel alemán: entre los diálogos de la función, canción tras canción ♫. El Vodevil francés es un espectáculo de variedades, o sea, teatro con números de cualquier género ♫. Y la Zarzuela española, nuestro teatro lírico con partes habladas y partes cantadas.
♫ Hay otros muchos géneros que me dejo como el Music-hall, el Masque, la Tonadilla escénica, la Revista, la música escénica y otros muchos. Pero no importa demasiado porque: ¡Señoras y señores, niñas y niños, os presento el espectáculo rey del teatro musical: la Ópera!
♫ Alrededor de 1600 se estrenaron en unos palacios italianos unas fábulas con música que son consideradas las primeras de la historia occidental. Como este Orfeo de Monteverdi.
♫ Esto no quiere decir, ni mucho menos, que antes de 1600 no hubiera en Europa teatro musical. Los griegos y romanos utilizaban música en sus tragedias y comedias; y en la Edad Media aparecieron los dramas litúrgicos, como este Misterio de Elche.
♫ Han pasado ya cuatro siglos desde la primera ópera. Desde entonces se han compuesto más de treinta mil, de las cuales cien son extraordinarias y se siguen representando.
♫ Hay óperas barrocas, clásicas, románticas, nacionalistas, contemporáneas. Hay óperas en todos los idiomas: en francés, en inglés, en alemán, en italiano, en ruso, en checo, en polaco. Hay óperas trágicas, dramáticas, gloriosas, cómicas… En fin, hay de todo: largas y cortas, amenas y pesadas, grandiosas y pequeñitas. Es un estilo de teatro musical que ha dado y está dando mucho de sí. Seguramente es la forma de arte escénico y musical más elevada de nuestra cultura.
♫ Para que una obra se ponga en marcha es necesario que un escritor y un músico trabajen durante mucho tiempo juntos, que un teatro de ópera estrene la obra, que un público pague una buena cantidad de dinero por la entrada y que le guste a todo el mundo, especialmente a la crítica de teatro y a la crítica musical, naturalmente. También es necesario que una orquesta sinfónica (de unos cien componentes), un coro (otros cien más o menos), un ballet (algunos menos pero por lo menos más de cincuenta), figurantes, tramoyistas, productores, regidores, carpinteros, decoradores, pintores, modistas, diseñadores, maquilladores, directores de escena, directores musicales, programadores… y por supuesto los cantantes, que en la mayoría de la veces son los que atraen al público a la ópera. Como veis, la ópera es el espectáculo más caro que hay.
♫ Hay otras muchas formas de relacionarse la música y el teatro muy distintas a la ópera. En estos breves momentos que quedan os voy a contar algunas. ♫ La obra Match de Mauricio Kagel es una competición entre dos violoncelistas. El árbitro es un timbal. Tom Johnson tiene un ópera titulada Ópera de cuatro notas; y como su título indica sólo se cantan cuatro notas de la escala. Luciano Berio escribió su Secuencia Quinta para Trombón solo: el trombonista además de tocar tiene que hacer gestos, hablar y hacer otras muchas cosas.
Los hapenings, performances y demás espectáculos multimedia que están en la mitad de distintas cosas, tienen como misión poner sobre el escenario los actos más insólitos: pianistas que comen bocadillos, flautistas que no tocan ni una sola nota, cantantes que actúan y no cantan. Algunas de estas acciones músico-teatrales irritan muchísimo al público, aunque siempre hay alguien que se interesa e incluso que se divierte.
Amigos, punto y final. Nuestro programa de música y teatro se acabó. El tema para la semana que viene es muy interesante. Será el siguiente:
¿OIMOS? ¿ESCUCHAMOS? ¿ENTENDEMOS?
En los magnetofones, compactos, platos, estuvo Carlos Arévalo.
Hasta entonces, adiós y adiós.
http://fernandopalacios.es/28-sonido-y-oido-musica-y-teatro/
© Fernando Palacios