Programa radiofónico nº 29 de “Sonido y Oído”, realizado por Fernando Palacios para Radio Clásica de RNE en el año 1991/92.
Oír, escuchar y entender son cosas diferentes. Este programa valora estas tres particularidades, partiendo de estos dos principios: 1) Aprender a escuchar es lo primero y principal en alguien que quiera acercarse a la música. 2) A escuchar se aprende escuchando.
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♫ ¿Habéis oído eso? ¿Lo habéis escuchado bien? ¿Qué era? ¿Os ha gustado? Seguramente vuestras respuestas serán muy distintas. Para empezar, una gran mayoría no lo habrá oído; son aquellos que tienen la radio apagada o la tienen sintonizada en otra emisora; es natural que sean muchos los que no han oído este curioso sonido. Otros lo han oído, pero no se han dado cuenta de él; estaban distraídos en otra cosa y les ha pasado desapercibido; sin embargo, tenían la radio puesta y sus oídos han recibido el sonido: ellos lo han oído pero no lo han escuchado. Otros lo han oído, lo han escuchado pero no lo han entendido: estaban atentos a la radio, han escuchado perfectamente el sonido, pero no saben qué tipo de sonido es, ni cómo se ha hecho, ni el instrumento o instrumentos que lo han producido; ellos lo han oído, lo han escuchado, pero no lo han entendido. Por fin, una buena parte de los que han oído el sonido y lo han escuchado con atención se han dado cuenta de que era primero una campana grandísima o un gong y después un instrumento pequeñito de madera de sonido hueco con dos bolita que percutían y que yo tocaba con la mano. Algunos incluso podrán decir que era un trémolo precedido de una gran explosión. Exacto: han entendido toda la información sonora que recibían; han oído, han escuchado y han entendido. Es posible que estos oyentes tengan alguna experiencia sobre este tipo de sonidos. O, ¿quién sabe?, a lo mejor es que conocen los instrumentos.
♫ Oír, escuchar y entender, ya veis que son cosas diferentes. Si nuestro oído recibe un sonido: oímos; si ese sonido provoca una reacción en nosotros: escuchamos; si nos damos cuenta del significado de lo que escuchamos: entendemos.
♫ Otro ejemplo: supongamos que cerca de nosotros hay un francés hablando en su idioma; si yo estoy a lo mío, haciendo mis cosas, sin hacer caso a nada: oiré al francés pero no atenderé a lo que dice; si, por la razón que sea me interesa el francés, lo escucharé; y si yo se hablar ese idioma lo entenderé.
♫ Cuando alguien hace un programa de radio es con la intención de que la gente lo oiga, lo escuche y lo entienda. A mí, naturalmente, me pasa lo mismo. Quiero que pongáis la radio, subáis el volumen para percibir bien mi voz y la música que pongo, quiero que prestéis atención, que escuchéis, o sea, que no estéis distraídos con otras cosas, y además intento explicar las cosas de la manera más fácil posible para que lo entendáis, no sólo para que paséis el rato escuchando. Por eso el programa de hoy va a tratar de OÍMOS, ESCUCHAMOS, ENTENDEMOS.
♫ Dice una antigua adivinanza: ¿Qué viene con un carruaje y se va con él, no le sirve de nada y sin embargo, el carruaje no puede moverse sin él? ♫ La respuesta es: el ruido que hace.
♫ El sonido tiene gran utilidad para nosotros y los animales. Muchas de las cosas que ocurren (cuando chocan dos objetos, cuando uno rueda, cuando el mueve el viento…) provocan sonidos. Esos sonidos penetran en nuestros oídos, los oímos y gracias a eso nos enteramos de lo que ocurre: el teléfono llama ♫ el automóvil pita ♫ el policía toca el silbato ♫ Cada sonido lleva un mensaje claro. Aquí tenéis unos cuantos sonidos con mensaje: ♫, ♫, ♫, ♫, ♫, ♫
Hace dos siglos se discutía mucho sobre lo siguiente: si cae un árbol en el bosque y no hay nadie que lo oiga ¿hay sonido? ♫. Bueno pues los filósofos decían que no, que el sonido era solamente una sensación de los oídos. No tenían en cuenta que sonido es tanto lo que sale de los objetos como lo que recibimos en el oído ♫. Se le llama sonido a lo que despide la vibración de una campana que se ha golpeado y a la sensación que provoca en nuestro oído. Las dos cosas son sonido. En realidad son casi la misma cosa.
♫ Por cierto, ¿cuántas campanadas han sonado? ¿Tres, cuatro, cinco? ¿Estabais oyendo o estabais escuchando? Bueno, bueno, sigamos. El sonido no sólo se transmite por el aire, también lo hace a través de muchos materiales. ¿Os acordáis de esas películas de indios cuando el explorador pone la oreja en el suelo y dice: – Vienen quince jinetes a galope. Están a unos dos kilómetros. A través de la tierra, a veces se pueden oír cosas mejor que a través del aire. Comprobad como se oye en una barandilla: si una persona golpea en un extremo, otra podrá oír perfectamente en el otro si junta una oreja a la barandilla. Y es que el sonido se mueve que es una barbaridad.
♫ En los ojos tenemos párpados, cuando queremos los cerramos o los abrimos. En los oídos no tenemos párpados; los oídos están siempre abiertos, expuestos a todo. Son nuestros centinelas que nunca descansan ♫. Cuando queremos aislarnos de un ruido desagradable no nos queda más remedio que taparnos los oídos con las manos, o con unos cascos, o con tapones. Claro que entonces tampoco podemos oír algo que nos interese.
♫ ¿Este sonido qué es: una mosca, una mariposa, una abeja, un mosquito…? Exacto, un mosquito ♫. La sensibilidad del oído humano es increíble. Puede oír el zumbido de un mosquito que suena muy poquito, y también el despegue de un avión que suena muchísimo. El oído distingue lo que tocan los violines de lo que tocan las flautas. Es capaz de borrar el murmullo de las conversaciones de una fiesta y concentrarse sólo en una voz. Incluso durante el sueño, el oído funciona. ¿Cuántas veces nos dormimos con la tele puesta y nos despierta el suave zumbido de un despertador?. El oído diferencia perfectamente lo que deseamos de lo indeseable; filtra los sonidos y así nos permite concentrarnos en lo que deseamos escuchar ♫.
Lo que no pueden filtrar nuestros oídos son los ruidos desagradables que suenan junto a la música cuando estamos escuchando de verdad, “cuando escuchamos de verdad”, no cuando oímos así, de otras maneras. Un disco rallado impide que escuchemos con claridad: mezcla sonidos horribles con sonidos preciosos… en fin, el resultado es bastante molesto ♫
En los conciertos de música clásica el público se pone en estado de escucha; está atento y concentrado exclusivamente en la música: una tos, una puerta, una butaca… distraen la atención, estropea la escucha ♫. Para escuchar bien es necesario que haya silencio, así la música sonará sin perturbaciones ♫.
Lo contrario a esto es la poca atención que se presta a la música en bares y disco-pub. Todo el mundo hablando en voz bien alta y la música de fondo también bastante alta. En este caso se oye pero no se escucha; da igual que suenen las voces o la cafetera, que interrumpan. Da lo mismo. Es una música que amuebla el local, como si fuera un espejo o un armario: es música para no escuchar, para oír simplemente ♫.
La verdad es que eso de escuchar tiene mucha miga. No es tan fácil como parece. Sobre todo en nuestro país que lleva fama de ser uno de los que menos se escucha del mundo. Nuestras conversaciones suelen ser de hablar mucho y de escuchar poco. Parece que no interesa lo que nos cuentan, por eso entra por un oído y sale por otro, sin quedar nada dentro. Para que se quede dentro de nosotros algo de una conversación o de una música es necesario prestar atención, aguzar el oído, intentar que no se nos escape ni media. Este requisito es fundamental para poder disfrutar y pasarlo bien con la música. Oír sin escuchar es un aburrimiento. Escuchad esto un momento, a ver qué os parece; sólo me podréis dar vuestra opinión si lo escucháis ♫.
¿Qué os ha parecido? ¿Os ha resultado difícil escuchar esta canción? ¿Os gustaría escucharla otra vez? Pues nada, vamos a por ella ♫.
Los médicos, psiquiatras y confesores son especialistas en escuchar, pues sin saber lo que le pasa al paciente no le pueden decir nada. Los amantes de la música también son especialistas en escuchar: están atentos a los dibujos que hacen las melodías, a los cambios de ritmo, a los timbres de los instrumentos, intentan no perderse detalle, porque cuantas más cosas oyen, más les gusta, y por lo tanto más se emocionan y más felices son ¡Hombre!, a ver si a vosotros os emociona esto ♫. A mí me emociona muchísimo.
De todo lo dicho hasta ahora podríamos sacar por lo menos dos conclusiones:
* Aprender a escuchar es lo primero y principal en alguien que quiere acercarse a la música. * A escuchar se aprende escuchando.
♫ Conforme más tiempo estemos escuchando, más cosas distinguiremos. Al final seremos capaces de diferenciar una orquesta buena de una regular, a un intérprete de otro, a un compositor de otro. No cabe duda de que escuchar cuesta su trabajo, pero compensa, porque entre otras cosas escuchar educa el oído y nos hace mejores.
♫ Escuchando, participando con todo nuestro ser en los sonidos, es como la música vive realmente en nosotros. La audición no debe ser sólo exterior. También debe ser interior; debemos intervenir activamente y no como simples receptores de sonidos. Escuchar es poner de nuestra parte, vencer la vaguería. Claro que cuando nos gusta una cosa lo hacemos de mil amores.
♫ Se ha repetido muchas veces que lo que dice la música no se puede explicar con palabras, solamente con la misma música. Es famosa la anécdota de aquella señora que preguntó a Beethoven qué quería decir con una obra que acababa de tocar al piano el gran compositor. Beethoven, con el genio que tenía, volvió al piano, la tocó otra vez entera y le contestó a la señora: Quiero decir exactamente esto que he tocado, ni más ni menos ♫.
De todos modos sobre música se ha escrito muchísimo. Sobre vidas de compositores e intérpretes, sobre historia de la música, sobre lectura musical y técnica, sobre estética y formas musicales, y también sobre cómo se puede escuchar y dónde están las claves de su misterio. Es decir, hay muchos libros para entender mejor la música. Bien, pues os voy a resumir brevemente algunas ideas que he sacado de algunos de estos libros, para que os ayuden a entender el significado del arte de los sonidos.
♫ El famoso violinista Yehudi Menuhim en su libro La música del hombre dice:
Muchas veces me han preguntado después de un concierto qué significa para mí la música que interpreté. He tenido que idear una serie de frases muy sutiles para explicar lo que la música significa. La diferencia fundamental entre la música y el lenguaje hablado es que las palabras se refieren ante todo al mundo que nos rodea, a las cosas que vemos. La música, en cambio, se refiere especialmente a nuestro ser interior.
♫ Gino Stefani tiene un libro titulado Comprender la música. En él nos dice esto:
Cualquiera que sea la forma en que nos comportemos frente a la música, nos apropiamos de ella, es como si nos la comiéramos. Cantando o silbando una canción bajo la ducha o en la cocina estamos repitiendo pero al mismo tiempo recreamos la canción. Muchos tienen experiencias de interpretación musical: algunos en el coro de la parroquia, otros en las vacaciones en la montaña alrededor del fuego durante la noche, en los scouts, en la banda o en la escuela. Hacer música es importante para entender la música. Se pueden descubrir nuevos sentidos y nuevas funciones, cambiar nuestro punto de vista. Como oyentes estamos atentos para descubrir signos, mensajes, sensaciones y significados. En cambio al interpretarla se entra en la técnica de la construcción musical, en el mundo de la obtención de sonidos y de efectos. De esta manera se llega a entender mejor cómo expresa la música un determinado sentimiento.
♫ El diccionario Oxford de la Música tiene un artículo titulado La memoria como base de toda actividad musical, de gran interés. Viene a decir que:
La composición, la interpretación y el placer de la escucha de la música dependen de la memoria. El goce del oyente depende de su familiaridad con las melodías y los ritmos que recuerda.
♫ El director de orquesta Leoplod Stokowsky escribió un famoso libro hace 50 años llamado Música para todos nosotros. En el capítulo La mente y la música, dice esto:
Cuando escuchamos música nos puede llegar de maneras diferentes. Algunos gozan con la belleza del sonido; otros responden a la música con sus emociones; otros siguen el desarrollo de la forma musical, están atentos a todas sus fases: ¿qué instrumentos tocan la melodía principal? ¿cuál es la secundaria? ¿qué instrumentos tocan las armonías de fondo? ¿cómo se relacionan los fragmentos sonoros?. Para estos oyentes la mejor manera de comprender la música es a través del cerebro, es decir, son oyentes intelectuales. Todos hemos de descubrir nuestra manera de escuchar la música, porque todos somos distintos. ♫
Y colorín colorado OÍR, ESCUCHAR Y ENTENDER se ha acabado.
El próximo día más. Concretamente, el programa estará dedicado a los instrumentos de percusión, por eso se titulará: GOLPEAR, RASPAR, ARAÑAR ♫
En los mandos estuvo el de siempre, Carlos Arévalo. Hasta entonces, adiós y adiós ♫
© Fernando Palacios