10 Ago

20 Tortugas y galgos

Programa radiofónico  nº 20 de “Sonido y Oído”, realizado por Fernando Palacios para Radio Clásica de RNE en el año 1991/92.

PODCAST disponible aquí

Haydn, Beethoven, Wagner y las ragas de la India son algunos de los principales protagonistas. Desde la antigüedad nos llega la tradición de alternar en el baile las piezas rápidas con las lentas. Por esta razón nuestras músicas están plagadas de momentos veloces junto a otros serenos.

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♫ Las tortugas son tranquilas, flemáticas. Tienen un andar lento, como éste  ♫. En el polo opuesto de las tortugas están los galgos. Son veloces, ligeros, impetuosos. Su pulso es mucho más rápido  ♫.

En música también tenemos tortugas y galgos. Unas son pausadas y se expresan con tranquilidad, sin prisas, diciendo las cosas poco a poco, todo a su tiempo. Su pulso es así  ♫. Al igual que hay animales lánguidos como los caracoles, las perezosas, las babosas o los percebes, hay músicas lánguidas. Éstas se suelen indicar con palabras como grave, largo, sostenuto. Son palabras italianas  ♫.

Al contrario de estas músicas lentas, lentas están las músicas vertiginosas y se expresan con mucha actividad, con prisa, diciendo las cosas rápidamente, sin esperar a nada; su pulso es rápido  ♫. Al igual que hay animales ágiles como los guepardos, los ratones, las lagartijas o las liebres, hay músicas ágiles. Éstas se suelen indicar con otras palabras italianas como prestísimo, agitato, vivace  .

Normalmente, para evitar la monotonía y la repetición excesiva, se suelen combinar estos dos tipos de música: la música tortuga y la música galga. Así hay más variedad  y la atención no se distrae. Por eso se suelen alternar las canciones lentas  ♫  con las canciones rápidas  ♫.  Con esta sucesión se obtiene, primero un galgo  ♫,  después una tortuga  ♫, más tarde otro galgo  ♫,  otra tortuga  ♫

Bien, hoy nos vamos a dedicar a esto que os cuento, a escuchar músicas que en su velocidad se parecen a TORTUGAS Y GALGOS. ♫

♫ Seguro que el baile ha tenido mucho que ver en esto de mezclar las tortugas y los galgos musicales. Ya en el Renacimiento Europeo bailaban una rápida  ♫ y después, para descansar, una más lenta  ♫. Esta combinación que era tan adecuada para la danza, gustó tanto que fue quedando como modelo. Y así desde el siglo XVIII las obras musicales empezaban con una pieza rápida para llamar la atención, luego llegaba una lenta para relajarse, y después se  terminaba con otra muy rápida para despedirse con alegría y que la gente aplaudiera.

Esto mismo es lo que ocurre en este “Concierto para piano y orquesta en Re” de Joseph Haydn. Comienza con un galgo vivo que se llama vivace, es decir vivaz. Su pulso es de 140 al minuto  ♫.  El segundo tiempo se llama un poco adagio, un poco lento, que va a un paso de 58 al minuto  ♫.  El final es otro galgo llamado allegro assai, que quiere decir bastante alegre: va a 160 por minuto  ♫.

Otro ejemplo estupendo de combinación de estos dos pulsos tan distintos lo tenemos en Viena en el siglo pasado. Allí la nobleza, que no tenía gran cosa que hacer, como siempre, se pasaba gran parte del día bailando valses y polcas ♫.  Algunos valses tienen un poco de tortugas  ♫.  Algunas polcas, un poco de galgos  ♫.

El mismo esquema ha llegado hasta nosotros. En nuestra época siempre se han organizado los guateques uniendo las rápidas, o sea las de bailar suelto ♫, con las lentas, las de bailar agarrado   ♫.

Frecuentemente solemos relacionar las situaciones de la vida y los sentimientos con  la velocidad de la música. Las ceremonias majestuosas son grandes tortugas pues el paso en ellas es pausado y solemne ♫. Las pasiones desatadas son galgos apresurados pues los corazones palpitan a toda velocidad  ♫.  La noche es una tortuga pues es descanso y meditación  ♫.  Aunque a veces también la noche es un galgo de juerga y desenfreno  ♫.

Una obra de piano de Beethoven describe con su tempo, que quiere decir velocidad,  tres situaciones de la vida. Es la sonata llamada “Los Adioses”. El primer tiempo se llama “La despedida” y la tristeza está envuelta en lentitud  ♫.  El segundo tiempo se llama “La ausencia”; la música sigue pausada, aunque un poco menos porque hay esperanza ♫.  El tercer tiempo se llama “El retorno”. La alegría va a toda velocidad  ♫.

Pero toda la música no es tortuga o galgo solamente, es decir, no toda la música es o muy lenta o muy rápida. Entre ambos extremos hay muchos puntos intermedios. Nosotros podemos andar a distintas velocidades. La música también. Puede ir normal, que se llama andante  ♫;  a paso algo más lento, se llama adagio  ♫; algo más rápido, llamado moderato ♫; o bastante más rápido, como este allegro ♫.  Así pues tenemos todo un amplio repertorio de velocidades que van desde las tortugas más tortugas hasta los galgos más galgos. Hay incluso músicas que empiezan lentísimas y acaban rapidísimas.

Un caso curioso es el de las ragas de la India. Bueno, os diré que se llama raga a la forma de organizar los sonidos en la música clásica de la India. Por ejemplo esta raga llamada Hamavati empieza así de lenta ♫. Y acaba a toda velocidad  ♫ A lo largo de la hora que dura, porque dura sesenta y tantos minutos, pasa por distintos ritmos; por este  ♫,  por este otro  ♫  y acaba como ya habíamos oído, así  ♫

Ahora os voy a poner una pieza del folclore americano con banjo y guitarra, una canción que se llama “El galope del búfalo”. Esta pieza tiene un curioso cambio de velocidad en el centro. Es como esos pingüinos que van lentos por la tierra firme pero se tiran al agua y pueden ir a toda velocidad. A ver si os vais dando cuenta cuando esta música tipo pingüino se tira al agua  ♫.

No era difícil adivinar el sitio donde había un cambio de velocidad. Era éste  ♫

Y hoy vamos a acabar nuestro programa con una breve fantasía de tortugas y galgos. Músicas lentísimas y rapidísimas enlazadas por la sabiduría de nuestro técnico Carlos Arévalo. Una, dos y tres ¡adelante!  ♫

Ya hemos llegado al final de nuestro espacio. Tanto estirar y aflojar el tiempo… se  nos ha acabado. No se os ocurra perderos el próximo programa. Vamos a tener de invitado a EL HOMBRE DEL TIEMPO, pero no hay que precipitarse, eso será dentro de una semana ♫

Carlos Arévalo y yo os esperamos entonces. ¡Adiós y adiós!  ♫

© Fernando Palacios

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