24 Ago

Origen

ORIGEN

Prólogo para el libro de poemas “Origen”, de Ulyses Villanueva
Fernando Palacios

La cita de María Zambrano que encabeza este poemario (“Escribir es defender la soledad en que se está”) es toda una declaración de principios. En ellos, la pluma de Ulyses Villanueva se reafirma con ahínco y espíritu de farero, con un inalienable derecho a huir del ruido para encontrar un espacio de silencio, un lugar de retiro, donde, sin descentrar su mirada ni renunciar a la ciudad, poder reflexionar, condensar y escribir. Los personajes que describe Villanueva parecen salidos de los cuadros de Vermeer, Friedrich, Hammershoi o Hopper: siempre están solos, enfrentados a sí mismos, al amparo de puertas y ventanas, en estancias silenciosas…

No hay alegrías ni atisbos de felicidad, sino surcos de pasado que se abren paso en pensamientos mudos, emergidos a contraluz por las indagaciones del poeta. Hay poemas cargados de misterio, frente a otros de denuncia que toman la forma de guión embrionario. En los recorridos que nos marca el libro, somos invitados a visitar acantilados y abismos, a sumirnos en huecos y vacíos, a adentrarnos en raíces y oscuridades; es allá, en la ausencia y las profundidades, donde Ulyses encuentra su lugar; de allí salen sus ancianos, marineros, árboles y demás criaturas, que son invitados por el poeta a mostrarnos unos mundos en los que, como en toda la poesía de verdad, nos reflejamos.

Leo este libro mientras escucho a lo lejos, casi de forma inconsciente, las últimas piezas de Brahms que mi mujer –pura coincidencia­– interpreta al piano. Quizás por las ansias de compartir mundos de estos versos, se acomodan e integran sus ritmos a las melodías lejanas del piano con la perfección de un trilero, precisamente con esa música testimonial que tantas dificultades muestra para encontrar otra compañía que no sea la pura soledad. Será por eso, por su persistencia en hablar de silencios y soledades, que los poemas nos remiten a la más misteriosa expresión de la comunicación sonora.

En esa mirada de Ulyses (por cierto, qué suerte llevar ese nombre) que antes comentaba no es posible encontrar sofisticación, ni engaño. En sus poemas tampoco.

© Fernando Palacios
Madrid, 15 de enero de 2012

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